La importancia del factor religioso en las actuales elecciones presidenciales

Que la religión es una fuerza política poderosa lo confiesa Samuel P. Huntington (el pricipal asesor presidencial de la desastrosa guerra en Vietnam) en su discutido libro Choque de civilizaciones (1977), que hoy con la nueva guerra fría se ha vuelto nuevamente actual. Afirma Huntington: «En el mundo moderno, la religión es una fuerza central, tal vez la fuerza central que moviliza a las personas… Lo que cuenta en último análisis no es tanto la ideología política ni los intereses económicos, sino las convicciones religiosas de la fe, la familia, la sangre y la doctrina; por estas cosas las personas luchan y están dispuestas a dar sus vidas» (p.79;47;54). Él mismo hacía una dura crítica a la política exterior norteamericana por no haber dado nunca importancia al factor religioso. Y tuvo que sentir en su propia piel el terrorismo islámico de fondo religioso.

Consideremos la situación de Brasil. Cito aquí la reflexión de una persona insertada profundamente el medio popular con un agudo sentido de observación. Vale la pena oír su opinión pues puede ayudar en la campaña para derrotar a quien está desmontando nuestro país.

Afirma él: «Temo que, apelando cada vez más al factor religioso, agitando el fantasma del comunismo = ateísmo, y de la persecución religiosa, el negacionista y “enemigo de la vida” pueda amenazar con ganar la elección».

«Pues es inevitable reconocer que el pueblo en masa es religioso hasta los huesos (supersticioso dirán los “intelectuales”, no importa). Vende el cuerpo y el alma por la religión, entendida de modo general como “lascosas de Dios”, sobre todo el brasilero, que es sincretista.

No digo que recurrir a esto sea bueno, solo que tiene una fuerza tremenda y mucho me temo que pueda ser decisivo en el momento de decidir el voto».

«Lamentablemente, esta cuestión tiene poco peso en la campaña de Lula y sus aliados. Diría casi la misma cosa respecto a los otros dos valores que Bolsonaro y toda la “nueva derecha” del mundo alardea: Dios, Patria y Familia, la trilogía del Integralismo que la vieja izquierda no quiere ver ni en pintura. Y sin embargo por ahí la nueva derecha está movilizando a las masas en el mundo y también en Brasil».

«Nótese cómo es de fácil para un candidato de la nueva derecha como Bolsonaro presentar a la masa electoral esa triada: él rezando (Dios), con la bandera de Brasil (Patria) y con Michelle a su lado (Familia), tres escenas de conmoción garantizada y de atracción irresistible para la gente. ¿Quién puede estar contra rezar, contra la bandera verde-amarilla y contra una esposa (sobre todo si es bien femenina)?».

«Los intelectuales pueden decir lo que quieran contra este populismo de derecha. Pero que funciona, funciona. Y eso es lo que le importa a la derecha y creo que debería importarle también a la izquierda, sin ofender a la ética, pues se puede perfectamente defender esas tres banderas, en otro tiempo integristas, como valores morales, a condición de no ser excluyentes de los sin religión, de las otras patrias y de los LGBT+ respectivamente».

«Pero aunque gane Lula, que es lo que indican las encuestas, la cuestión de estas tres banderas mencionadas, permanecerá. Y los bolsonaristas seguirán agitándolas, como las está agitando la nueva derecha en todo el mundo (véase Trump, Putin, Le Pen, Salvini y compañía). La “bandera Dios” es, sobre todas las otras, la que va a ser más politizada por la nueva derecha, y esto tanto más cuanto menos la vieja izquierda haya digerido esa cuestión y cuanto menos atención la propia Iglesia, sea progresista o liberacionista, parece dar al cambio de Zeitgeist (del espíritu del tiempo), designado como posmoderno».

El gran desafío de la campaña de coalición en torno a Lula/Alckmin, que es también la de las Iglesias cristianas históricas, principalmente de la Católica, es cómo atraer estas masas, manipuladas y engañadas por las iglesias pentecostales, hacia los valores del Jesús histórico, mucho más humanitarios y espirituales que los presentados por los “pastores y obispos” autoproclamados y verdaderos lobos con piel de oveja. 

Estos usan la lógica del mercado, de la propaganda y estilos que contradicen directamente el mensaje bíblico y de Jesús, pues usan directamente la mentira, la calumnia, las noticias falsas.

Hay que mostrar a estos seguidores de las Iglesias pentecostales, cómo el Jesús de los evangelios estuvo siempre al lado de los pobres, de los ciegos, de los cojos, de los leprosos, de las mujeres enfermas y los curaba. Era extremadamente sensible a los invisibles y a los más vulnerables, hombres o mujeres, en fin, a aquellas personas que vivían amenazadas. Vale mucho más el amor, la solidaridad, la verdad y la acogida de todos sin discriminación, como los de otra opción sexual, viendo en los negros, quilombolas e indígenas a hermanas y hermanos nuestros que sufren. Es importante solidarizarse con ellos y apoyarlos para que hagan su propio camino. 

Este comportamiento vale mucho más que el “evangelio de la prosperidad” de bienes materiales que no podemos llevar a la eternidad y, en el fondo, no llenan nuestros corazones y no nos hacen felices. Mientras que los otros valores del Jesús histórico van con nosotros como expresión de nuestro amor al prójimo y a Dios y nos traen paz al corazón y una felicidad que nadie nos puede robar.

Lógicamente hay que deshacer las calumnias, rebatir las falsificaciones y, eventualmente, usar los medios disponibles para incriminarlos jurídicamente.

Vale la pena creer siempre que un poco de luz deshace toda la oscuridad y que la verdad escribe la verdadera página de nuestra historia.

Brasil merece salir de esta devastadora tempestad y ver el sol brillar en nuestro cielo, devolviéndonos esperanza y alegría de vivir.

*Leonardo Boff ha escrito Brasil: concluir la refundación o prolongar la dependencia, Vozes 2018; El pescador ambicioso y el pez encantado: en busca de la justa medida, Vozes 2022. 

Traducción de MªJosé Gavito Milano

Publicidade

The importance of the religious factor in the current brazilian presidential elections

That religion has a powerful political force, confesses Samuel P. Huntington in his controversial book The Clash of Civilizations (1977 he was one of adviser in the desastrous Vietnam’s war), which today, with the new Cold War, has become relevant again. He states: “In the modern world, religion is a central force, perhaps the central force that mobilizes people…What ultimately counts is not so much political ideology or economic interests, but religious convictions of faith, family, blood and doctrine; it is for these things that people fight and are willing to give their lives” (p. 79, 47, 54). He himself was heavily critical of American foreign policy for never giving importance to the religious factor. And he had to feel in his own skin Islamic terrorism with a religious background.

Let’s consider the situation in Brazil. I quote here the reflection of a person deeply inserted in the popular environment with an acute sense of observation. It is worth listening to his opinion, because it can help in the campaign to defeat those who are dismantling our country.

He states: “I fear that by appealing more and more to the religious factor, stirring up the phantom of communism = atheism and religious persecution, the negationist and the “enemy of life” may eventually still threaten to win.

“For, it is inescapable to recognize: the people en masse are religious to the bone (superstitious the “intellectuals” will say, never mind)”.

“They sell their body and soul for religion, indistinctly understood as ‘that God thing’, especially the Brazilian, syncretist that he is.”

“And this appeal, I am not saying that it is good, but only that it has a tremendous force and I fear very much that it could be decisive at the moment of deciding the vote.”

“Unfortunately, this issue carries little weight in the campaign of Lula and his allies. I would say almost the same thing with respect to the two other values that Bolsonaro and all the “!new right” of the world boast: God, Homeland and Family, the trilogy of Integralism that the old left doesn’t want to see even painted. And yet that is where the new right is mobilizing the masses in the world and also in Brazil”.

“And note how easy it is for a candidate of the new right like Bolsonaro to present to the electoral mass this triad: him praying (God), with a Brazilian flag (Homeland) and with Michelle by his side (Family), three scenes of guaranteed commotion and irresistible attraction for the people. Who can be against prayer, the green-yellow flag, and a wife (especially if she is very feminine)?

“Intellectuals can speak all they want against this right-wing populism. But that it works, it works. And that’s what matters to the right, and I think it should also matter to the left, without offending ethics, because it is perfectly possible to defend these three flags, once integrist, as moral values, on the condition, however, that they are not exclusive: of those without religion, of other homelands, and of LGBT+respectively.”

“But even if Lula wins, which the polls indicate, the issue of the three flags above will remain. And the Bolsonarists will continue to wave them, as the new right is waving them around the world (see Trump, Putin, Le Pen, Salvini et caterva). And it is the “God flag”, above all others, that will be most politicized by the new right, and this the less the old left has digested this issue and the less attention the Church itself, progressive or liberationist that it may be, seems to pay to the changing Zeitgeist, designated as post-modern.”

The great challenge of the campaign of the coalition around Lula/Alckmin, which also belongs to the historic Christian churches, especially the Catholic Church, is how to attract these masses, manipulated and deceived by the Pentecostal churches, to the values of the historic Jesus, much more humanitarian and spiritual than those presented by the self-proclaimed “pastors and bishops” and true wolves in sheep’s clothing. These are religious expressions of the market, of the misleading propaganda and styles that directly contradict the biblical message and that of Jesus, because they directly use lies, slander, and fake news.

It is worth showing how the Jesus of the Gospels was always on the side of the poor, the blind, the lame, the lepers, and the sick women, and he healed them. He was extremely sensitive to the invisible and most vulnerable, men and women, in short, to those whose lives were threatened. Love, solidarity, truth, and welcoming everyone without discrimination, such as those of another sexual option, seeing in the blacks, quilombolas and indigenous people our suffering brothers and sisters, are worth much more.

It is important to be in solidarity with them and to stand with them to make their own way. This behavior is worth much more than the “prosperity gospel” of material goods that we cannot carry for eternity and, deep down, do not fill our hearts and do not make us happy. Whereas the other values go with us as an expression of our love for our neighbor and for God and bring us peace in our hearts and a happiness that no one can steal from us.

Logically, it is important to undo the slanders, refute the falsifications, and eventually use the available means to legally incriminate them.

It is always worth believing that a little light dispels all the darkness and that truth writes the true page of our history.

Brazil deserves to come out of this devastating storm and see the sun shining in our sky, giving us back hope and the joy of living.

Leonardo Boff wrote Brazil: conclude the refoundation or prolong the dependency, Vozes 2018; The ambitious fisherman and the charming fish: the search for the just measure, Vozes 2022.

,        ‘

L’importanza del fattore religioso nelle attuali elezioni presidenziali

Che la religione abbia una potente forza politica lo ha confessato Samuel P. Huntington nel suo tanto discusso libro ‘Lo scontro di civiltà (1977), che oggi, con la nuova guerra fredda, è tornato attuale. Afferma: «Nel mondo moderno, la religione è una forza centrale, forse la forza centrale che mobilita le persone… Ciò che in ultima analisi conta non è tanto l’ideologia politica o gli interessi economici, ma le convinzioni religiose di fede, la famiglia, il sangue e la dottrina; è per queste cose che le persone combattono e sono disposte a dare la vita» (p.79;47;54). Lui stesso è stato fortemente critico nei confronti della politica estera statunitense per non aver mai dato importanza al fattore religioso. E ha dovuto vivere sulla propria pelle il terrorismo islamico a sfondo religioso.

Consideriamo la situazione in Brasile. Cito qui la riflessione di una persona inserita profondamente nell’ambiente popolare, con un acuto senso di osservazione. Vale la pena ascoltare la sua opinione in quanto può aiutare nella campagna per sconfiggere coloro che stanno smantellando il nostro paese.

Lui sostiene: “Temo che, facendo sempre più appello al fattore religioso, suscitando lo spettro del comunismo = ateismo e della persecuzione religiosa, il negazionista e ‘nemico della vita’, possa ancora minacciare di vincere le elezioni”.

“Beh, è ​​inevitabile riconoscere: il popolo in massa è religioso fino all’osso (superstizioso, diranno gli ‘intellettuali’, poco importa). La gente vende anima e corpo per la religione, intesa indistintamente come ‘questa cosa di Dio’, specie il brasiliano, sincretista qual è. E questo appello, non dico che sia buono, ma solo che ha una forza tremenda e temo moltissimo che possa essere decisivo al momento del voto”.

“Infelicemente, questo aspetto ha poco peso nella campagna di Lula e dei suoi alleati. Direi quasi la stessa cosa rispetto agli altri due valori che Bolsonaro e tutta la ‘nuova destranel mondo strombazzano: ‘Dio, Patria e Famiglia’, la trilogia dell’integralismo che la vecchia sinistra non vuole nemmeno immaginare. Eppure è qui intorno che la nuova destra sta mobilitando le masse nel mondo e anche in Brasile”.

“E si noti come è facile per un candidato della nuova destra come Bolsonaro presentare alla massa elettorale questa triade: lui che prega (Dio), con la bandiera del Brasile (Patria) e con Michelle al suo fianco (Famiglia), tre scene di commozione garantita e attrazione irresistibile per il popolo. Chi può essere contro la preghiera, la bandiera giallo-verde e una moglie (soprattutto se è molto femminile)?”

“Gli intellettuali possono dire quello che vogliono contro questo populismo di destra. Ma ciò che funziona, funziona. E questo è ciò che importa alla destra, e credo che dovrebbe importare anche alla sinistra, senza offesa all’etica, poiché è perfettamente possibile difendere queste tre bandiere, un tempo integraliste, come valori morali, a patto però che non siano escludenti: rispettivamente nei confronti dei senza religione, delle altre patrie e delle persone LGBT+”.

“Ma anche se vincesse Lula, come indicano i sondaggi, la questione delle suddette tre bandiere resterà. E i bolsonaristi continueranno ad agitarle, come le sta agitando la nuova destra in tutto il mondo (vedi Trump, Putin, Le Pen, Salvini e altri). Ed è la “bandiera di Dio”, sopra tutte le altre, quella che sarà maggiormente politicizzata dalla nuova destra, e questo tanto più, quanto meno la vecchia sinistra digerisce questo tema e quanto meno c’è l’attenzione della Chiesa stessa, sia progressista o liberazionista che sia, la quale sembra pagare il cambiamento dello Zeitgeist (dello spirito del tempo), designato come postmoderno”.

La grande sfida della campagna di coalizione attorno a Lula/Alckmin, la stessa delle Chiese cristiane storiche, in primis quella cattolica, è come attrarre queste masse, manipolate e ingannate dalle Chiese pentecostali, ai valori del Gesù storico, molto più umanitari e spirituali di quelli presentati dagli autoproclamati “pastori e vescovi” e veri lupi travestiti da pecore. Questi usano la logica del mercato, della pubblicità e degli stili che contraddicono direttamente il messaggio biblico e di Gesù, poiché usano direttamente bugie, calunnie, fake news.

Vale la pena mostrare a questi seguaci delle Chiese pentecostali, come Gesù dei vangeli sia sempre stato dalla parte dei poveri, dei ciechi, degli zoppi, dei lebbrosi, delle donne malate e li guariva. Era estremamente sensibile agli invisibili e ai più vulnerabili, uomini o donne, infine, a coloro le cui vite erano minacciate. Vale molto di più l’amore, la solidarietà, la verità e l’accettazione di tutti senza discriminazioni, come quella verso un’altra opzione sessuale, e vedere nei neri, nei quilombolas e negli indigeni i nostri fratelli e sorelle sofferenti. È importante solidarizzare con loro e stare insieme a loro per fare il loro stesso cammino. Questo comportamento vale molto di più del ‘vangelo della prosperità’ dei beni materiali che non possiamo portare per l’eternità e, in fondo, non ci riempiono il cuore e non ci rendono felici. Mentre gli altri valori del Gesù storico vanno di pari passo con noi come espressione del nostro amore per il prossimo e per Dio e ci portano pace nei nostri cuori e una felicità che nessuno può rubarci.

Naturalmente, è importante smontare le calunnie, contrastare la falsificazioni e, eventualmente, utilizzare i mezzi disponibili per incriminarli legalmente. Vale sempre la pena credere che un po’ di luce cancelli tutte le tenebre e che la verità scriva la vera pagina della nostra storia.

Il Brasile merita di uscire da questa tempesta devastante e di vedere il sole splendere nel nostro cielo, restituendoci speranza e gioia di vivere.

(traduzione in italiano di Gianni Alioti)

A importância do fator religioso nas atuais eleiçõe presidenciais

                             Leonardo Boff

Que a religião possui uma força política poderosa confessa-o  Samuel P.Huntington em seu discutido livro O choque de civilizações (1977) que hoje,com a nova guerra-fria, se tornou novamente atual. Afirma ele: “No mundo moderno, a religião é uma força central, talvez a força central que mobiliza as pessoas…O que em última análise conta não é tanto a ideologia política nem os intersses econômicos, mas as convicções religiosas de fé, a família, o sangue e  doutrina; é por estas coisas que as pessoas combatem e estão dispostas a dar as suas vidas”(p.79;47;54). Ele mesmo fazia pesada crítica à política externa norte-americana por nunca ter dado importância ao fator religioso. E teve que sentir na própria pele o terrorismo islâmico de fundo religioso.

Consideremos a situação do Brasil. Cito aqui a reflexão de uma pessoa inserida profundamente no meio popular com agudo sentido de observação. Vale a pena ouvir sua opinião pois pode ajudar na campanha para a derrotar a  quem está desmontando nosso país.

Afirma ele:”Temo que, apelando cada vez mais para o fator religioso, agitando o fantasma do comunismo = ateísmo e da perseguição religiosa, o negacionista e o “inimigo da vida”,  eventualmente possa ainda ameaçar de vencer a eleição”. 

“Pois, é inelutável reconhecer: o povo em massa é religioso até o osso (supersticioso dirão os “intelectuais”, não importa).

Ele vende o corpo e a alma pela religião, entendida de modo indistinto como “essa coisa de Deus”, sobretudo o brasileiro, sincretista que é. 

E esse apelo, não digo que seja bom, mas apenas que tem uma força tremenda e temo muito que possa ser decisiva no momento de decidir o voto” 

“Infelizmente, essa questão tem pouco peso na campanha do Lula e de seus aliados. Diria quase a mesma coisa com respeito aos dois outros valores que Bolsonaro e toda a “nova direita” do mundo alardeia: Deus, Pátria e Família, a trilogia do Integralismo que a velha esquerda não quer ver nem pintada. E no entanto é por aí que a nova direita está mobilizando as massas no mundo e também no Brasil”.

“E note-se como é fácil para um candidato da nova direita como Bolsonaro apresentar à massa eleitoral essa tríade: ele rezando (Deus), com bandeira do Brasil (Pátria) e com Michelle ao lado (Família), três cenas de comoção garantida e atração irresistível para o povão. Quem pode ser contra a reza, a bandeira verde-amarela e uma esposa (sobretudo se é bem feminina)?”

“Os intelectuais podem falar o que quiserem contra esse populismo de direita. Mas que funciona, funciona. E é isso que importa à direita, e acho que deveria importar também à esquerda, sem ofensa à ética, pois dá perfeitamente para defender essas três bandeiras, outrora integristas, como valores morais, à condição, contudo, de não serem excludentes: dos sem religião, das outras pátrias e dos LGBT+respectivamente”.

“Mas mesmo que ganhe o Lula, o que as pesquisam indicam,  a questão das três bandeiras acima permanecerá. E os bolsonaristas continuarão a agitá-las, como as está agitando a nova direita em todo o mundo (veja Trump, Putin, Le Pen, Salvini et caterva). E é a “bandeira Deus”, sobre todas as outras, que ser vai mais politizada pela nova direita, e isso tanto mais quanto menos a velha esquerda digeriu essa questão e quanto menos atenção a própria Igreja, progressista ou liberacionista que seja, parece dar a mudança de Zeitgeist (do espírito do tempo), designado como pós-moderno”.

O grande desafio da campanha da coligação ao redor de Lula/Alckmin, que é também das Igrejas cristãs históricas, principalmente da Católica, é como atrair estas massas, manipuladas e ludibriadas pelas igrejas pentecostais, para os valores do Jesus histórico, muito mais humanitários e espirituais do que aqueles apresentados pelos “pastores e bispos” autoproclamados e verdadeiros lobos em pele de ovelha. Estes usam a lógica do  mercado, da propaganda e estilos que contradizem diretamente a mensagem bíblica e de Jesus, pois, utilizam-se diretamente da mentira, da calúnia, da fake news.

Vale mostrar a estes seguidores das Igrejas pentecostais, como Jesus dos evangelhos sempre esteve do lado os pobres, dos cegos, dos coxos, dos hansenianos, das mulheres doentes e os curava. Era extremamente sensível aos invisíveis e aos mais vulneráveis, homens ou mulheres, em fim, àqueles cujas vidas viviam ameaçadas. Vale muito mais o amor, a solidariedade, a verdade, e acolhida de todos sem discriminação,  como os de outra opção sexual, vendo nos negros, quilombolas e indígenas nossos irmãos e irmãs sofredores. Importa se solidarizar com eles  e estar junto com eles para  fazerem o seu próprio caminho. Esse comportamento vale muito mais que o “evangelho da prosperidade” de bens materiais que não podemos carregar para a eternidade e, no fundo, não preenchem nossos corações e não nos fazem felizes. Ao passo que os outros valores do Jesus histórico vão conosco como expressão de nosso amor ao próximo e a Deus e nos trazem paz no coração e uma felicidade que ninguém nos pode roubar.

Logicamente, importa desfazer as calúnias, rebater as falsificações e, eventualmnte, usar os meios disponíveis para incriminá-los juridicamente.

Vale sempre crer que um pouco de luz desfaz toda uma escuridão e que a verdade escreve a verdadeira página de nossa história.

O Brasil merece sair desta devastadora tempestade e ver o sol brilhar em nosso céu, devolvendo-nos esperança e alegria de viver.

Leonardo Boff escreveu Brasil: concluir a refundação o prolongar a dependência, Vozes 2018; O pescador ambicioso e o peixe encantando: a busca da justa medida, Vozes 2022.