Amazonia: santuario intangible de la Casa Común

A FUNDACIÓN PUEBLO INDIO DEL ECUADOR coordenada pela Diretora Executiva Nidia Arrobo Rodas, é uma fundação criada já há mais de 30 anos pelo famoso bispo indígena Leonidas Proaño de Riobamba no Equador. Esta fundacão enviou ao Papa Francisco em razão do Sínodo Panamazônico uma petição arrojada: declarar toda a região amazônica “Santuário Intangivel da Casa Comum”. Não é sem razão, pois o bioma amazônico que recobre 9 países é fundamental para o equilíbrio de nossa Casa Comum. Reconhecidamente vivemos uma emergência climática e ecológica. Não vamos ao encontro do aquecimento global. Estamos já dentro dele e de forma crescente. A Amazônia como um todo é o grande filtro de absorção do CO2 e de outros gazes de efeito estufa. A abundância de suas águas. da biodiversidade, de tantas outras riquezas e de muitíssimos bens e serviços naturais, poderão garantir o futuro da vida no planeta e de nossa civilização. Mas à condição de cuidarmos dela, de sustarmos sua devastação e de valorizarmos a sabedoria ancestral dos povos originários que nela habitam há milhares de anos.Num outro momento solicitaremos subscrições a este documento para que seja enviado ao Papa Francisco e aos participantes do Sínodo Panamazônico em outubro poróximo. Consideremos atentamente o conteúdo desta proclamação. LBoff

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               AMAZONÍA: SANTUARIO INTANGIBLE DE LA CASA COMÚN

“Busco en todas partes luchadores por la PAZ y por la VIDA, debemos actuar antes de que sea demasiado tarde, antes de que la ambición y lalocura de unos hombres conviertan a nuestro planeta en una luna muerta, en un cementerio del espacio” (Mons. Leonidas Proaño).

Saludamos la próxima realización del Sínodo de la Panmazonía,una extraordinaria iniciativa del Papa Francisco, por la cual esta importante asamblea colegial podrá ver la problemática, analizar y valorar la realidad a la luz de la Palabra y diseñar cursos de acción. La iniciativa es signo de esperanza en medio de los peligros que amenazan la subsistencia de nuestra Casa Común.

Pedimos al Papa Francisco y a los padres sinodales la declaratoria de la Amazonía como Santuario Intangible de la Casa Común.

Esta declaratoria sería un llamado espiritual y profético a los hombres y mujeres de buena voluntad para que se reconozca a la Amazonía que recubre 9 paises, como tierra santa, tan sagrada como la de la zarza ardiente del Sinaí donde Moisés escuchó las palabras de Dios: “el lugar donde estás parado es tierra santa.”

La declaratoria sería un llamado a la consciencia universal y particularmente una demanda a los organismos mundiales y a los estados responsables para que tomen las medidas urgentes y profundas que se necesitan para salvar la vida en el planeta.

Las medidas deberían diseñarse y aplicarse con sentido de emergencia, considerando la velocidad y la profundidad de los cambios adversos que vienen afectando cada vez más al clima, al hábitat y a la vida los pueblos amazónicos. Los objetivos deben enfocar el problema como un todo, pues la afectación es sistémica: impacta la flora y la fauna, el clima, el aire y el régimen de lluvias, comprometiendo el delicado equilibrio de todos los ecosistemas y la vida misma de los pueblos amazónicos, cuyo exterminio está cada vez más cercano. Pero los pueblos no son una especie más del sistema. Son la obra magnífica de Dios; Su imagen y semejanza. Ellos recibieron de las manos del creador ese paraíso natural, lo disfrutan y lo protegen. Sabiéndose y sintiéndose uno con su mundo saben cómo vivir sin afectar su equilibrio.

Las medidas, en consecuencia, tendrían que estar encaminadas a

  1. Que se asignen legalmente territorios suficientes para cada una de las diversas nacionalidades indígenasque habitan en la Amazonía, tomando en cuenta su forma de vivir e interactuar con la naturaleza.
  2. Que la delimitación y ubicación de los territorios sea tal que cada uno constituya refugio seguro y base de sustento y nutrición para los pueblos indígenas, y la Vida de la Amazonía.
  3. Que se aplique para esos territorios una larga moratoria de las actividades extractivistas que dañan la foresta, las petroleras y mineras; así como se discuta seriamente la implementación de plantaciones y explotaciones ganaderas que implican la deforestación. Especialmente que se garantiza la sostebilidad para la eventual apertura de carreteras y centrales hidroeléctricas; en fin, el cese de las intervenciones predatorias tanto de los gobiernos como de los grupos económicos interesados, nacionales e internacionales.
  4. Que los pueblos indígenas puedan ejercer en esos territorios su autoridad, en el marco de la autodeterminación, el autogobierno, la justicia ancestral de acuerdo a sus usos y costumbres, y su vida política, cultural y espiritual en plenitud, sentiendose parte de la entera nación.

Los acuerdos y pactos internacionales han carecido de eficacia porque no son mandatorios para los países. No se han establecido consecuencias para su incumplimiento. Aspiramos a que este Sínodo pueda instar a los organismos internacionales para procurar la aplicación efectiva y eficaz de las resoluciones adoptadas.

Pedimos a los padres sinodales obrar con energía para pedir que los estados se comprometan a cumplir con sus compromisos en favor de la Amazonía mediante la adopción de mecanismos idóneos, independientes del vaivén de las coyunturas políticas.

La declaratoria debe enviar un mensaje claro de la Iglesia y de todos presenes en el Sínodo, para toda la humanidad y no solamente a los fieles; para las organizaciones de la sociedad comprometidas con la conservación del planeta y de la especie y para cada uno de los hogares. Todos tenemos algo que hacer en favor del planeta vigilando nuestros hábitos de consumo y nuestras interacciones con los recursos naturales.

Así, la Declaratoria de Santuario, será el instrumento idóneo para salvaguardar a los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario, que constituyen los grupos humanos más vulnerables de la Amazonia y del mundo, víctimas de la violencia del modelo económico global depredador impuesto; pero al mismo tiempo, testimonio vivo de resistencia a esta globocolonización que uniformiza, y mata la diversidad y la vida de la humanidad y del planeta.

“…Para el indígena, la tierra es la madre. No es una manera de hablar, no es un puro sentimentalismo; el pueblo indígena considera, dentro de su núcleo cultural, dentro de su pensamiento, a la tierra  como su madre… pensamiento que, por otra parte, se identifica con el pensamiento de la Sagrada Escritura, en otras palabras, con el pensamiento de  Dios”. (Mons. Proaño) Y añade el Papa Francisco en su encíclica “Laudato si: sobre el cuidado de la Casa Común”: “Para los indígenas la Tierra no es un bien económico, sino don de Dios, y de sus antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores. Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan”(n.146).

Queremos finalizar con las palabras de Bernardo Alves, del pueblo indígena Sateré-Mawé: “Los pueblos indígenas son bibliotecas vivas. Son los guardianes, cuidadores y jardineros de la Amazonia y del Planeta. Cada vez que un pueblo indígena es exterminado y desaparece, un rostro de Tupãna (Dios) muere, el cosmos, el planeta y toda la humanidad se empobrecen”.

Fundación Pueblo Indio del Ecuador

Ruiz de Castilla N26-92 y Sosaya

Telfs. 593-2-2529 361; 593-2-3200-968

Email: fpie@fundacionpuebloindio.org; fundacionpuebloindiodelecuador@gmail.com

170520 Quito – Ecuador

 

 

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“Vc envenena o planeta e semeia a morte e logo será tarde demais para mudar”: cacique Raoni dos Kayapó

“Vc envenena o planeta e semeia a morte e logo será tarde demais para mudar”: cacique Raoni dos Kayapó
Leonardo Boff
Esta advertência do Cacique Raoni Metuktire, do povo Kayapó, foi publicada no jornal The Guardian,e difundida entre nós pela Midia Ninja http://midianinja.org/news/nos-povos-da-amazonia-estamos-cheios-de-medo-em-breve-voces-tambem-terao-diz-cacique-raoni/ Os povos originários são portadores de grande sabedoria ancestral e pressentem o que pode ocorrer com os humanos e com a natureza quando cortamos nossa conexão com ela e não nos sentirmo parte dela. Eles falam dentro do paradigma da grande tradição da humanidade (dos espíritos e da vida das florestas, dos rios em toda a natureza) que se combina bem com a visão da nova cosmologia e biologia que entrevêem a vida e o espírito existindo antes no universo e por isso em nós. O princípio  do espirito é o mesmo em todos  mas sua realização se dá de modos diferentes nos distintos seres especialmente nos seres humanos, O espírito porque está primeiro no universo,está agora também em nós. Raoni foi injustamente caluniado,diante dos representantes de 192 povos na Assembléia da ONU no perturbador discurso do Presidente do Brasil,no dia 24 de setembro. Como reparação e profunda solidariedade a ele, publicamos um texto seu que está correndo o mundo. Raoni nos faz pensar, pois sua advertência é séria, de quem conhece a lógica da natureza e como ela nos poderá afetar se não entrarmos em sintonia com ela, pois nos pertencemos mutuamente.

Eis palavras severas do cacique Raoni:

“Por muitos anos, nós, os líderes indígenas e os povos da Amazônia, temos avisado vocês, nossos irmãos que causaram tantos danos às nossas florestas. O que você está fazendo mudará o mundo inteiro e destruirá nossa casa – e destruirá sua casa também.
Temos deixado de lado nossa história dividida para nos unirmos.

Apenas uma geração atrás, muitos de nossos povos estavam lutando entre si, mas agora estamos juntos, lutando juntos contra nosso inimigo comum. E esse inimigo comum é você, os povos não-indígenas que invadiram nossas terras e agora estão queimando até mesmo aquelas pequenas partes das florestas onde vivemos que você deixou para nós. O presidente Bolsonaro do Brasil está incentivando os proprietários de fazendas perto de nossas terras a limpar a floresta – e ele não está fazendo nada para impedir que invadam nosso território.

Pedimos que você pare o que está fazendo, pare a destruição, pare o seu ataque aos espíritos da Terra. Quando você corta as árvores, agride os espíritos de nossos ancestrais. Quando você procura minerais, empala o coração da Terra. E quando você derrama venenos na terra e nos rios – produtos químicos da agricultura e mercúrio das minas de ouro – você enfraquece os espíritos, as plantas, os animais e a própria Terra. Quando você enfraquece a Terra assim, ela começa a morrer. Se a Terra morrer, se nossa Terra morrer, nenhum de nós será capaz de viver, e todos nós também morreremos.

Por que você faz isso? Você diz que é para desenvolvimento – mas que tipo de desenvolvimento tira a riqueza da floresta e a substitui por apenas um tipo de planta ou um tipo de animal? Onde os espíritos nos deram tudo o que precisávamos para uma vida feliz – toda a nossa comida, nossas casas, nossos remédios – agora só há soja ou gado. Para quem é esse desenvolvimento? Apenas algumas pessoas vivem nas terras agrícolas; eles não podem apoiar muitas pessoas e são estéreis.

Você destrói nossas terras, envenena o planeta e semeia a morte, porque está perdido. E logo será tarde demais para mudar

Então, por que você faz isso? Podemos ver que é para que alguns de vocês possam obter uma grande quantia de dinheiro. Na língua Kayapó, chamamos seu dinheiro de piu caprim, “folhas tristes”, porque é uma coisa morta e inútil, e traz apenas danos e tristeza.

Quando seu dinheiro entra em nossas comunidades, muitas vezes causa grandes problemas, separando nosso pessoal. E podemos ver que faz o mesmo em suas cidades, onde o que você chama de gente rica vive isolado de todos os outros, com medo de que outras pessoas venham tirar seu piu caprim. Enquanto isso, outras pessoas passam fome ou vivem na miséria porque não têm dinheiro suficiente para conseguir comida para si e para seus filhos.
Mas essas pessoas ricas vão morrer, como todos nós vamos morrer. E quando seus espíritos forem separados de seus corpos, seus espíritos ficarão tristes e vão sofrer, porque enquanto vivos fizeram com que muitas outras pessoas sofressem em vez de ajudá-las, em vez de garantir que todos os outros tenham o suficiente para comer, antes de alimentar a si próprio, como é o nosso caminho, o caminho dos Kayapó, o caminho dos povos indígenas.

Você tem que mudar a sua maneira de viver porque está perdido, você se perdeu. Onde você está indo é apenas o caminho da destruição e da morte. Para viver, você deve respeitar o mundo, as árvores, as plantas, os animais, os rios e até a própria Terra. Porque todas essas coisas têm espíritos, todas elas são espíritos, e sem os espíritos a Terra morrerá, a chuva irá parar e as plantas alimentares murcharão e morrerão também.

Todos nós respiramos esse ar, todos bebemos a mesma água. Vivemos neste planeta. Precisamos proteger a Terra. Se não o fizermos, os grandes ventos virão e destruirão a floresta.

Então você sentirá o medo que nós sentimos”.

Cacique Raoni Metuktire, da nação Kayapó.

Fonte: http://midianinja.org/news/nos-povos-da-amazonia-estamos-cheios-de-medo-em-breve-voces-tambem-terao-diz-cacique-raoni/

 

 

 

 

 

Brevísima relación de la destrucción de las “Indias Brasileras”

En función del Sínodo panamazónico de octubre vale la pena recordar cuál fue la destrucción de las Indias brasileñas, en el lenguaje de Bartolomé de las Casas que escribió en 1542 su “Brevisima Relación de las Destrucción de las Indias”, referiendose a America Central.

La primera reunión, el 21 de abril de 1500, narrada idílicamente por el cronista Pero Vaz de Caminha, pronto se convirtió en un desencuentro profundo. Debido a la voracidad de los colonizadores, no hubo reciprocidad entre los portugueses y los indios, sino una confrontación, desigual y violenta, con consecuencias desastrosas para el futuro de todas las naciones indígenas.

Como en el resto de América Latina se les negó la condición de seres humanos. Todavía en 1704 la Cámara de Aguiras, en Ceará, escribía en una carta al rey de Portugal que “las misiones con estos bárbaros están excusadas, porque de humanos solo tienen la forma, y quien diga algo más es un error conocido”. El papa Pablo III, con la bula Sublimis Deus del 9 de julio de 1537, tuvo que intervenir y proclamar la dignidad eminente de los indígenas como verdaderos seres humanos, libres y dueños de sus tierras.

Por las enfermedades de los blancos contra los cuales no tenían inmunidad: la gripe, la varicela, el sarampión, la malaria y la sífilis. Por la cruz, por la espada, por la degradación de sus tierras, imposibilitando la caza y la siembra, por la esclavitud, por guerras declaradas oficialmente por Don João VI el 13 de mayo de 1808 contra los Krenak en el Valle del río Dulce. Por la humillación sistemática y la negación de su identidad, los cinco millones se redujeron al número actual de 930,000. En lo que refiere a los pueblos indígenas, se hizo presente el propósito político de su erradicación, ya fuera por aculturación forzada, miscigenación espontánea y planificada, o por exterminio puro y simple, como hizo el Gobernador General de Brasil, Mendes Sá, con los Tupiniquim de Ihéus: “los cuerpos fueron colocados a lo largo de la playa, alineados en la extensión de una legua” Modernamente, cuando se abrieron las grandes carreteras y las presas hidroeléctricas en el Amazonas, se utilizaron contra ellos defoliantes químicos, ataques con helicópteros y vuelos rasantes de aviones, incluso bacterias introducidas intencionadamente.

Citemos solo un ejemplo paradigmático que representa la lógica de la “destrucción de las Indias brasileñas”. A principios de siglo, cuando los frailes dominicanos comenzaron una misión a orillas del río Araguaia, había 6-8.000 Kaiapó en conflicto con los recolectores de caucho de la región. En 1918 se habían reducido a 500. En 1927 a 27. En 1958 a un solo sobreviviente. En 1962 fueron declarados extintos en toda la región.

Con la aniquilación de más de mil pueblos, en 500 años de historia brasileña desapareció para siempre una herencia humana, construida en miles de años de trabajo cultural, de diálogo con la naturaleza, de invención de lenguas y de construcción de una visión del mundo, amiga de la vida y respetuosa de la naturaleza. Sin ellos, todos nos empobrecemos.

El sueño de un indio Terena, recogido por un buen conocedor del alma brasileña e indígena, muestra el impacto de esta devastación demográfica en personas y pueblos: “Fui al antiguo cementerio guaraní en la Reserva y vi una gran cruz allí. Vinieron hombres blancos y me clavaron boca abajo en la cruz. Se fueron y yo me quedé allí clavado y desesperado. Me desperté con mucho miedo” (Roberto Gambini, El espejo indio, Río de Janeiro 1980. p. 9).

Este miedo, por la continua agresión del hombre blanco y bárbaro (que arrogantemente se llama a sí mismo civilizado), se ha convertido en los pueblos indígenas en el temor de ser exterminados para siempre de la faz de la Tierra.

Gracias a las organizaciones indígenas, a las nuevas legislaciones proteccionistas estatales, al apoyo de la sociedad civil y de las iglesias, y a la presión internacional, los pueblos indígenas se están fortaleciendo y creciendo numéricamente. Sus organizaciones revelan el alto nivel de conciencia y articulación que han logrado. Se sienten ciudadanos adultos que quieren participar en los destinos de la comunidad nacional, sin renunciar a su identidad, colaborando con otros sujetos históricos con su riqueza cultural, ética y espiritual.

Por lo tanto, es extremadamente ofensivo para su dignidad la forma en que el estado brasileño, especialmente bajo el gobierno de Bolsonaro, los trata y maltrata con sus políticas indigenistas, como si fueran primitivos e infantiles. En realidad, ellos tienen una integralidad que nosotros los occidentales hemos perdido, rehenes de un paradigma de civilización que divide, atomiza y contrapone para dominar más. Son guardianes de la unidad sagrada y compleja del ser humano, inmersos con otros en la naturaleza de la cual somos parte y parcela. Conservan la feliz conciencia de nuestra pertenencia al Todo y de la alianza eterna entre el cielo y la tierra, origen de todas las cosas.

Cuando en octubre de 1999 me encontré con los indígenas noruegos -los samis-, en Umeo, me hicieron una primera pregunta antes de la conversación:

– ¿Los indios brasileños conservan o no el matrimonio entre el cielo y la tierra?

Inmediatamente entendí la pregunta y respondí resueltamente:

– Por supuesto, mantienen este matrimonio. Porque del matrimonio entre el cielo y la tierra nacen todas las cosas.

Ellos felices respondieron:

– “Entonces todavía son verdaderamente indios como nosotros. No son como nuestros hermanos de Estocolmo que olvidaron el cielo y se quedaron solo con la tierra. Por eso se sienten infelices y muchos se suicidan. Si mantenemos unidos el cielo y la tierra, el espíritu y la materia, el Gran Espíritu y el espíritu humano entonces salvaremos a la humanidad y a nuestra Gran Madre Tierra”.

Esta, seguramente, es la gran misión de los pueblos originales y su mayor desafío: ayudarnos a salvar la Tierra, nuestra Madre, que nos genera y nos sostiene a todos, y sin la cual nada en este mundo es posible.

Necesitamos escuchar su mensaje e incorporarnos a su compromiso, para hacernos como ellos testigos de la belleza, la riqueza y la vitalidad de la Madre Tierra.

*Leonardo Boff es ecoteólogo y ha escrito: El Casamiento entre el cielo y la Tierra, Mar de Ideias, Rio de Janeiro 2012.

Traducción de Mª José Gavito Milano

Profecía del cacique Raoni de los Kayapó sobre nuestro futuro

Profecía del cacique Raoni de los Kayapó sobre nuestro futuro

Leonardo Boff*

Esta advertencia del Cacique Raoni Metuktire, del pueblo Kayapó, ha sido publicada en el periódico The Guardian, y difundida entre nosotros por Midia Ninja http://midianinja.org/news/nos-povos-da-amazonia-estamos-cheios-de-medo-em-breve-voces-tambem-terao-diz-cacique-raoni/

Esos pueblos originarios son portadores de una gran sabiduría ancestral y presienten lo que puede ocurrir con los humanos y con la naturaleza. Ellos hablan dentro del paradigma de la gran tradición de la humanidad (de los espíritus y de la vida en las selvas, en los ríos, en toda la naturaleza) que se combina bien con la visión de la nueva cosmología y la biología que entrevén la vida y el espíritu que se muestran en niveles propios en el universo yen todos los seres. Raoni nos hace pensar. Por eso difundimos su advertencia aquí. Lboff

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Estas son las graves palabras del cacique Raoni:

“Durante muchos años, nosotros, los líderes indígenas y los pueblos de la Amazonia, les hemos avisado a ustedes, hermanos nuestros, que han causado tantos daños a nuestras selvas. Lo que ustedes están haciendo cambiará el mundo entero y destruirá nuestras casas, y destruirá sus casas también.

Hemos dejado a un lado nuestra historia dividida para unirnos. Apenas una generación atrás, muchos de nuestros pueblos estaban luchando entre sí, pero ahora estamos juntos, luchando juntos contra nuestro enemigo común. Y ese enemigo común son ustedes, los pueblos no-indígenas que invadieron nuestras selvas y ahora están quemando hasta incluso aquellas pequeñas partes de las selvas donde vivimos, que ustedes dejaron para nosotros. El presidente Bolsonaro de Brasil está incentivando a los propietarios de haciendas cercanas a nuestras tierras a limpiar la selva y él no está haciendo nada para impedir que invadan nuestro territorio.

Pedimos que ustedes paren de hacer lo que están haciendo, paren la destrucción, paren su ataque a los espíritus de la Tierra. Cuando ustedes cortan los árboles, atacan a los espíritus de nuestros ancestros. Cuando ustedes buscan minerales, empalan el corazón de-la Tierra. Y cuando ustedes derraman venenos en la tierra y en los ríos – productos químicos de la agricultura y mercurio de las minas de oro – debilitan los espíritus, los animales, las plantas y a la propia Tierra. Cuando ustedes debilitan a la Tierra de esta manera, ella empieza a morir. Si la Tierra muriese, si nuestra Tierra muere, ninguno de nosotros será capaz de vivir, y todos nosotros moriremos.

Por qué hacen ustedes eso? Ustedes dicen que es para el desarrollo, ¿pero qué tipo de desarrollo mata la riqueza de la selva y la sustituye por un solo tipo de planta o un solo tipo de animal?

Donde los espíritus nos dieron todo lo que necesitábamos para una vida feliz – toda nuestra comida, nuestras casas, nuestros remedios – ahora solo hay soja o ganado.¿Para quién es ese desarrollo? Solo algunas personas viven en las tierras agrícolas; ellas no pueden sostener a muchas personas y son estériles.

Ustedes destruyen nuestras tierras, envenenan el planeta y siembran la muerte, porque están perdidos. Y pronto será demasiado tarde para cambiar.

Entonces, ¿por qué hacen eso? Podemos ver que es para que algunos de ustedes puedan obtener una gran cantidad de dinero. En la lengua Kayapó, llamamos a su dinero piu caprim, “hojas tristes”, porque es una cosa muerta e inútil, y solo trae daños y tristeza.

Cuando su dinero entra en nuestras comunidades, muchas veces causa grandes problemas, separando a nuestra gente. Y podemos ver que hace lo mismo en sus ciudades, donde lo que ustedes llaman gente rica vive aislada de todos los demás, con miedo a que otras personas vengan a quitarle su piu caprim. Mientras tanto, otras personas pasan hambre o viven en la miseria porque no tienen dinero suficiente para conseguir comida para sí y para sus hijos. .

Pero esas personas ricas van a morir, como todos nosotros vamos a morir. Y cuando sus espíritus sean separados de sus cuerpos, sus espíritus estarán tristes y van a sufrir, porque mientras estuvieron vivos hicieron que muchas otras personas sufriesen en vez de ayudarlas, en vez de asegurar que todos los demás tuvieran lo suficiente para comer, antes de alimentarse a sí mismas, como es nuestro camino, el camino de los Kayapó, el camino de los pueblos indígenas.

Ustedes tienen que cambiar su manera de vivir porque están perdidos, ustedes se perdieron. Adonde ustedes están yendo es solo un camino de destrucción y de muerte. Para vivir, ustedes deben respetar el mundo, los árboles, las plantas, los animales, los ríos y hasta la propia Terra. Porque todas esas cosas tienen espíritus, todas ellas son espíritus, y sin los espíritus la Tierra morirá, la lluvia va a parar y las plantas alimenticias se marchitarán y morirán también.

Todos nosotros respiramos ese aire, todos bebemos la misma agua. Vivimos en este planeta. Tenemos que proteger la Tierra, y si no lo hacemos los grandes vientos destruirán la selva.

Entonces ustedes sentirán el miedo que nosotros sentimos”.

Cacique Raoni Metuktire, de la nación Kayapó.