Carta aos negacionistas: comprem um seguro de vida

Jamil Chade

Jamil Chade é um dos mais competentes jornalistas brasileiros. Reside em Genebra de onde cobre as políticas de diversos países, a nossa e em geral a geopolítica entre os três grandes países com armas de destruição em massa: USA,Rússia e China que disputam  a hegemonia no mundo. Esta disputa pode terminar numa guerra nuclear, perigosa para o futuro da humanidade. Publico esta conclamação de Jamil Chade face à gravidade da mudança climática que já se impôs e pode provocar eventos dramáticos como as enchentes no Rio Grande do Sul. Este evento extremo obriga os negacionistas da mudança climática a abandonarem seus preconceitos e falsas alegações (é coisa de comunistas).Esse fato como tantos outros no mudo, particularmente, a pouco noticiada frequência de grandes queimadas no Canadá, na Amazônia,no Pantanel  e em outros lugares no mundo nos alertam sobre as ameaças que pesam sobre a nossa Casa Comum e o futuro da vida nela:Lboff

*************

Coube à nossa geração viver uma encruzilhada existencial: ou mudamos a forma de nos relacionar e habitar o planeta, ou simplesmente esse planeta será inabitável para nós.

As cenas que estamos testemunhando no Rio Grande do Sul são exemplos de uma realidade que não vai desaparecer e que, a cada ano, se repete de forma cada vez mais intensa pelo mundo.

Todos os dados mostram isso. Seja aqui nos Alpes, onde moro, na África, nas florestas do Canadá e em tantos outros lugares.

Vocês nunca acreditaram que a água iria subir, que o calor seria insuportável, que a produção agrícola sofreria. Pois bem: essa realidade definirá sua existência.

A questão ambiental não é uma ideologia. É um fato. E ele é dramático.

John Maynard Keynes já dizia que aqueles que acreditam estar isentos de qualquer influência intelectual estão, frequentemente, escravizados por algum economista morto. Eu iria além: por algum ideólogo defunto.

Continua após a publicidade

Vimos alguns de seus líderes acusar uma jovem que reivindicava um novo mundo de “pirralha”. Vimos um ex-chefe da diplomacia que denunciava como esses estudantes eram “zumbis” que serviam ao globalismo e outros ismos que ele mesmo não sabe definir.

Tenho a impressão de que alguns desses líderes de fato sabem que a transformação é uma realidade. Mas não podem admitir. Caso contrário, teriam de reconhecer que o próprio sistema está falido. E, caso optem por esse caminho, terão de desmontar as bases sobre as quais seu poder é estabelecido.

No Congresso Brasileiro, seus representantes têm em suas mãos decisões que serão fundamentais para definir qual a direção que o Brasil e o planeta tomarão. Dependendo da decisão que tomem, estarão ajudando a vida humana na terra a ser ainda mais difícil.

Nas prefeituras espalhadas pelo país, seus representantes não têm mais escolha: ou atuam para preparar suas comunidades ou serão varridos pelo óbvio. Hoje, um político que optar por negar a revolução climática não está apenas cometendo uma insensatez. Trata-se de um crime.

Estamos vivendo uma verdadeira transição a uma sociedade moldada por limites ecológicos. A era do mundo infinito acabou.

Há poucos dias, escutei uma história reveladora. Um produtor rural no Sul do país — negacionista — insistia que essa história de mudanças climáticas era coisa de comunista. Mas, sem contar a seus parceiros, aumentou o seguro de sua produção. Não aguentava mais perder dinheiro diante dos eventos climáticos extremos que sua região vive.

Sugiro ir além: comprem também um seguro de vida. Negar o óbvio não será suficiente para sobreviver.

Saudações democráticas

Jamil Chade

Fonte: noticias.uol.com.br  do dia 12/5/2024.

 Llegó la factura: la tragedia climática en Río Grande del Sur-Brasil

Leonardo Boff*

Interrumpo mi reflexión sobre los vectores de la crisis sistémica actual y las eventuales salidas de la crisis, debido a la tragedia ambiental ocurrida en Río Grande del Sur. Las intensas lluvias y las catastróficas inundaciones, con las aguas invadiendo ciudades  enteras, destruyéndolas en parte, desplazando a centenares de familias, causando miles de desplazados o de desaparecidos y muertos, nos hacen pensar.

Ante todo nuestra profunda solidaridad con las poblaciones alcanzadas por esta calamidad de proporciones bíblicas. Les expresamos nuestra com-pasión, pues como enseñaba Santo Tomás en la Suma Teológica “la compasión en sí es la virtud mayor. Pues hace parte de la compasión derramarse sobre los otros – y lo que es aún más– ayudar en la flaqueza y el dolor de los otros”. Todo el país se movilizó. El pueblo brasilero mostró lo mejor de sí, su capacidad de solidaridad y disposición de ayuda, a pesar de los malvados que explotan la desgracia para fines particulares y mediante mentiras y calumnias.

Sería erróneo pensar que solo se trata de una catástrofe natural, dado que cada cierto tiempo ocurren fenómenos semejantes. Esta vez la naturaleza de la tragedia tiene otro origen. Tiene que ver con la nueva fase en la que ha entrado el planeta Tierra: el establecimiento de una nueva etapa, caracterizada por el aumento del calentamiento global. Todo esto es de origen antropogénico, es decir, producido por los seres humanos y más específicamente por el capitalismo anglo-sajón, devastador de los equilibrios naturales.

Hay negacionistas en todas las esferas, especialmente entre los CEOS de las grandes empresas y en aquellos que se sienten bien en una posición de privilegio, asentados sobre una situación de confort. Pero la avalancha de trastornos en los climas, la irrupción de eventos extremos, las oleadas de calor intenso y de sequías severas, los grandes incendios, los tornados y la inundaciones pavorosas constituyen fenómenos innegables. Está tocando la piel de los más resistentes. Ellos también han comenzado a pensar.

Considerando la historia del planeta, que existe ya desde hace más de 4 mil millones de años, constatamos que el calentamiento global participa de la evolución y del dinamismo del universo; este está siempre en movimiento y adaptándose a las circunvoluciones energéticas que vienen sucediendo a lo largo del proceso cosmogénico. Así el planeta Tierra conoció muchas fases, algunas de frío extremo, otras de extremo calor como hace 14 millones de años. En esta época de calor extremo todavía no existía el ser humano que solamente irrumpió en África hace 7-8 millones de años y el homo sapiens actual hace solo 200 mil años.

El propio ser humano pasó por varias etapas en su diálogo con la naturaleza: inicialmente predominaba una interacción pacífica con ella; luego pasó a una intervención activa en sus ritmos, desviando cursos de ríos para la irrigación, cortando territorios para carreteras; después pasó a una verdadera agresión a la naturaleza, precisamente a partir del proceso industrialista que se aprovechó de los recursos naturales para la riqueza de algunos a costa de la pobreza de las grandes mayorías; esta agresión ha conducido, mediante tecnologías eficientes, a una verdadera destrucción de la naturaleza, al devastar ecosistemas enteros por la deforestación, en función de la producción de commodities, por el mal uso del suelo impregnándolo de agrotóxicos, contaminando las aguas y los aires. Estamos en plena fase de destrucción de las bases naturales que sustentan nuestra vida. Digamos el nombre: es el modo de producción/devastación del sistema capitalista anglosajón hoy globalizado, con sus mantras: maximización del lucro a través de la superexplotación de los bienes y servicios naturales, en el marco de una feroz competición sin el más mínimo atisbo de colaboración.

Este proceso ha tenido un gran coste, que ni siquiera ha sido tenido en cuenta por los operadores de este sistema. Los daños naturales y sociales han sido considerados como efectos colaterales que no entraban en la contabilidad de las empresas. Al estado y no a ellos cabía enfrentar tales tasas de iniquidad.

La Tierra viva empezó a reaccionar enviando virus, bacterias, todo tipo de enfermedades, huracanes, fuertes tempestades y finalmente un aumento de su temperatura natural, que ha entrado en ebullición. Hemos iniciamos un camino sin vuelta. Son los gases de efecto invernadero: el CO2, el metano (28 veces más dañino que el CO2), el óxido nitroso y el azufre, entre otros. Sólo en 2023 fueron lanzados a la atmósfera 40,8 millones de toneladas de dióxido de carbono, según consta en el informe de la COP 28, realizada en el Cairo.

Veamos los niveles de crecimiento de ese gas: en 1950 las emisiones eran de 6 mil millones de toneladas; en 2000 ya eran 25 mil millones; en 2015 subieron a 35.600 millones; en 2022 fueron 37.500 millones y finalmente en 2023, como referimos, fueron 40.900 millones de toneladas anuales. Ese volumen de gases funciona como una estufa, impidiendo que los rayos del sol retornen al universo, creando una capa caliente que ocasiona el calentamiento de todo el planeta. Hay que añadir que el dióxido de carbono, CO2, permanece en la atmósfera cerca de 100 a 110 años.

¿Cómo puede la Tierra digerir semejante contaminación? El acuerdo de París en la COP de 2015 establecía cotas de reducción de esos gases con la creación de energías alternativas (eólica, solar, de las mareas). Nada sustancial se ha hecho. Ahora ha llegado la factura a ser pagada por toda la humanidad: un calentamiento irreversible que volverá inhabitables algunas regiones del planeta en África, en Asia y también entre nosotros.

Lo que estamos presenciando en Río Grande del Sur es solo el comienzo de un proceso que, al mantenerse el tipo actual de civilización dilapidadora de la naturaleza, tiende a empeorar. Los propios climatólogos alertan: la ciencia y la técnica han despertado demasiado tarde ante este cambio climático. Ahora no podrán evitarlo, solo advertir la llegada de eventos extremos y mitigar sus efectos dañinos.

Tierra y Humanidad deberán adaptarse a este cambio climático. Los mayores y los niños así como muchos organismos vivos tendrán dificultad para hacerlo, van a sufrir mucho y tal vez morir. La Madre Tierra de aquí en adelante conocerá transformaciones nunca antes habidas. Algunas podrán destruir las vidas de miles de personas. Si no lo cuidamos, el planeta entero podrá volverse hostil a la vida de la naturaleza y a nuestra vida. Al final, podríamos hasta desaparecer. Sería el precio de nuestra irresponsabilidad, inhumanidad y descuido de la naturaleza que nos da todo para vivir. No hemos conseguido pagar la factura.

*Leonardo Boff ha escrito Cómo cuidar de la Casa Común: cómo aplazar el fin del mundo, Vozes 2024; El doloroso parto de la Madre Tierra, Vozes 2021; La búsqueda de la justa medida: cómo equilibrar el planeta Tierra, Vozes 2021.

Traducción de MªJosé Gavito Milano

A conta chegou: a tragédia climática no Rio Grande do Sul

Leonardo Boff

Interrompo minha reflexão sobre os vetores da crise sistêmica atual e as eventuais saídas da crise, em razão da tragédia ambiental ocorrida no Rio Grande do Sul. As intensas chuvas e as catastróficas enchentes, com as águas invadindo cidades  inteiras, destruindo-as em parte, deslocando centenas de famílias, causando milhares de refugiados ou de desaparecidos e mortos, nos fazem pensar.

Antes de mais nada nossa profunda solidariedade às populações atingidas por esta calamidade de proporções bíblicas.Expressamos nossa com-paixão,pois como ensinava Santo Tomás na Suma Teológica “a compaixão em si é a virtude maior. Pois faz parte da compaixão derramar-se sobre os outros – e o que é mais ainda-  ajudar a fraqueza e a dor dos outros”. Todo o país se mobilizou. O povo brasileiro mostrou o melhor de si, sua capacidade de solidariedade e disposição de ajuda, a despeito dos perversos que exploram a desgraça para fins particulares e por mentiras e calúnias.

Seria errôneo pensar que se trata apenas de uma catástrofe natural, pois de tempos em tempos ocorrem fenômenos semelhantes. Desta vez a natureza da tragédia possui outra origem. Temos a ver com a nova fase em que entrou o planeta Terra:a instalação de um novo estágio, caracterizado pelo aumento do aquecimento global. Tudo isso de origem antropogênica, quer dizer, produzida pelos seres humanos mas mais especificamente pelo capitalismo anglo-saxão,devastador dos equilíbrios naturais.

Há negacionistas em todos as esferas, especialmente entre os CEOS das grandes empresas e naqueles que se sentem bem na situação de privilégio, assentados sobre uma situação de conforto. Mas a avalanche de transtornos nos climas, a irrupção de eventos extremos, as ondas de calor intenso e de secas severas, os grandes incêndios, os tornados e as enchentes apavorantes, constituem fenômenos inegáveis. Está tocando a pele dos mais resistentes. Começaram também eles a pensar.

Considerando a história do planeta que já existe há mais de 4 bilhões de anos, constatamos que  aquecimento global participa da evolução e do dinamismo do universo;  este está sempre em movimento e se adaptando às circunvoluções energéticas que ocorrem no decorrer do processo cosmogênico. Assim o planeta Terra conheceu muitas fases, algumas de extremo frio, outras de extremo calor como há 14 milhões de anos. Nesta época de calor extremos não existia ainda o ser humano que somente irrompeu na África há 7-8 milhões de anos e o homo sapiens atual há apenas 200 mil anos.

 O próprio ser humano percorreu várias etapas em seu diálogo com a natureza: inicialmente predominava uma interação pacífica com ela; depois passou a uma intervenção ativa nos seus ritmos, desviando cursos de rios para a irrigação, cortando territórios para estradas; passou para uma verdadeira agressão da natureza, precisamente a partir do processo industrialista que se aproveitou dos recursos naturais para a riqueza de alguns à custa da pobreza das grandes maiorias; esta agressão foi levada por tecnologias eficientes a uma verdadeira destruição da natureza, ao devastar inteiros ecossistemas, pelo desflorestamento em função da produção de commodities, pelo mau uso do solo impregnando-o de agrotóxicos, contaminando as águas e os ares.Estamos em plena fase de destruição das bases naturais que sustentam nossa vida. Digamos o nome: é o modo de produção/devastação do sistema capitalista anglo-saxão hoje globalizado, com seus mantras: maximização do lucro através da superexploração dos bens e serviços naturais, no quadro de severa competição sem qualquer laivo de colaboração.

Este processo teve um pesado custo, sequer tomado em conta pelos  operadores deste sistema. Os danos naturais e sociais  eram considerados como efeitos colaterais que não entravam na contabilidade das empresas. Ao estado e não a eles cabia enfrentar tais taxas de iniquidade.

A Terra viva começou a reagir enviando vírus, bactérias, todo tipo de doenças, tufões, tempestades rigorosas e por fim um aumento de sua temperatura natural. Ela entrou em ebulição. Iniciamos um caminho sem volta. São os gazes de efeito estufa:o CO2, o metano (28 vezes mais danoso que o CO2), o óxido nitroso e o enxofre entre outros.Só em 2023 foram lançados na atmosfera 40,8 milhões de toneladas de dióxido de carbono, com consta no relatório da COP 28, realizada no Cairo.

Vejamos os níveis de crescimento desse gás: em 1950 as emissões eram de  6 bilhões de toneladas; em 2000 já eram 25 bilhões;em 2015 subiu para 35,6 bilhões; em 2022 foram 37,5 bilhões e finalmente em 2023,como referimos, foram 40,9 bilhões de toneladas anuais.Esse volume de gazes funciona como uma estufa, impedindo que os raios do sol retornem para o universo, criando uma capa quente, ocasionando o aquecimento do inteiro planeta. Acresce dizer que o dióxido de carbono,CO2, permanece na atmosfera por cerca de 100 a 110 anos.

Como a Terra pode digerir semelhante poluição? O acordo de Paris na COP de 2015 estabelecia cotas de redução desses gazes com  a criação de energias alternativas (eólica, solar, das marés). Nada de substancial foi feito. Agora chegou a conta a ser paga por toda a humanidade: um aquecimento irreversível que tornará algumas regiões do planeta na África, na Ásia e também entre nós, inabitáveis.

O que estamos assistindo no Rio Grande do Sul é apenas o começo de um processo que, mantido o tipo atual de civilização dilapidadora da natureza, tende a piorar. Os próprios climatólogos alertam: a ciência e a técnica despertaram tarde demais para essa mudança climática. Agora não poderão evitá-la, apenas advertir da chegada de eventos extremos e de  mitigar seus efeitos danosos.

Terra e Humanidade deverão adaptar-se a essa mudança climática. Idosos e crianças e muitos organismos vivos terão dificuldade de adaptação e irão sofrer muito e até morrer. A Mãe Terra daqui por diante conhecerá transformações nunca dantes havidas. Algumas podem dizimar as vidas de milhares de pessoas. Se não cuidarmos, o planeta inteiro poderá ser hostil à vida da natureza e à nossa vida. No seu termo, poderemos até desaparecer. Seria o preço de nossa irresponsabilidade, desumanidade e descuido da natureza que  tudo nos dá para viver.Não conseguimos pagar a conta.

Leonardo Boff escreveu Como cuidar da Casa Comum: como protelar o fim do mundo, Vozes 2024; O doloroso parto da Mãe Terra, Vozes 2021; A busca da justa medida: como equilibrar o planeta Terra,  Vozes 2021.

Warum ist gesellschaftspolitisches Engagement heute so schwierig?

     Leonardo Boff

Wir erleben derzeit einen besorgniserregenden Rückzug der Basis und verschiedener sozialer Bewegungen, vor allem der politischen, aus dem Engagement für die Umgestaltung der Gesellschaft, sei es auf nationaler oder globaler Ebene. Es ist wichtig zu erkennen, dass es ein starkes Gefühl der Ohnmacht und auch der Melancholie gibt. Abgesehen davon erleben wir auch, dass die Universitätsjugend in den zentralen Ländern (USA und Europa) gegen die unverhältnismäßige, wahllose und volksmörderische Reaktion des Staates Israel gegen die Bevölkerung des Gazastreifens als Reaktion auf den Terrorakt der Hamas am 7. Oktober letzten Jahres rebelliert.

Das politische Establishment, das die Welt vom globalen Norden aus dominiert, reagiert mit ungewöhnlicher Gewalt gegen die Demonstranten. In Deutschland wird jede Demonstration für die Palästinenser im Gazastreifen offiziell verboten und dann beim kleinsten Anzeichen von Unterstützung für die palästinensische Sache und gegen den dort stattfindenden Völkermord unterdrückt. In den USA nimmt die polizeiliche Repression gewaltsame Züge an, die sich gegen Studenten und Universitätsprofessoren und sogar gegen einen Präsidentschaftskandidaten richten.

Bei uns in Brasilien und in Lateinamerika im Allgemeinen gibt es keine öffentlichen Demonstrationen, nicht einmal gegen den Völkermord, insbesondere an 14.000 kleinen Kindern, und den Tod von etwa 80.000 Bürgern unter schwerem israelischen Bombardement, bei dem in krimineller Weise künstliche Intelligenz (KI) eingesetzt wird, um bestimmte Menschen und ihre gesamten Familien in ihren eigenen Häusern zu ermorden.

Wir müssen versuchen zu verstehen, warum diese Trägheit entstanden ist. Ich werde einige Punkte erwähnen, die uns einen Einblick in die derzeitige Situation geben, sowohl angesichts der ernsten Lage in der Ukraine, die von der russischen Brutalität verwüstet wird, als auch angesichts des Massakers und des Völkermords im Gazastreifen.

In weiten Teilen der Gesellschaft, insbesondere im Globalen Süden, aber auch in Teilen des Globalen Nordens, herrscht ein starkes Gefühl der Ohnmacht. Erstens hat sich das kapitalistische System in seiner verschärftesten Ausprägung des Neoliberalismus der Wiener/Chicagoer Schule objektiv der ganzen Welt aufgezwungen. Diejenigen, die sich dagegen wehren, sind politischer und ideologischer Unterdrückung und schließlich Staatsstreichen ausgesetzt, wie im Fall der Amtsenthebung von Dilma Russeff. Ziel ist es, das durchzusetzen, was Carl Polanyi 1944 „Die große Transformation“ nannte: den Übergang von einer Marktgesellschaft zu einer reinen Marktgesellschaft. Mit anderen Worten, alles wird zur Ware: menschliches Leben, Organe, Saatgut, Wasser, Lebensmittel, alles wird auf den Markt gebracht und erhält seinen Preis. Dies wurde bereits 1847 von Marx in „Das Elend der Philosophie“ vorausgesagt.

Diese objektive Tatsache ruft eine subjektive Reaktion hervor: Man beginnt, die Welt ohne Hoffnung zu sehen, dass es keine brauchbare Alternative zu dieser globalisierten Ungeheuerlichkeit gibt. Dies wird durch TINA (There is no Alternative) ausgedrückt: „Es gibt keine Alternative“. Die Folge ist ein Gefühl der Ohnmacht und verdrängte Enttäuschung. Dies führt zu einer defätistischen Haltung, die besagt, dass es sich nicht lohnt, gegen das System anzugehen, weil es zu groß ist und wir zu klein sind. Sie sind gezwungen, Zugeständnisse zu machen, um in einer zutiefst ungleichen und ungerechten Welt zu überleben, was Melancholie erzeugt. Melancholie bricht aus, wenn es kein Licht am Ende des Tunnels gibt. Warum sollte man sich also für eine Alternative einsetzen, die keine Aussicht auf Erfolg hat? Diese Art von Welt ist hoffnungslos, denken nicht wenige. Wir müssen uns an sie anpassen, um so wenig wie möglich zu leiden.

Ein zweiter Punkt ist die perverse Strategie des herrschenden Systems: die Schaffung einer Kultur des Konsums. Es werden so viele begehrenswerte Objekte wie möglich angeboten, auch wenn mehr als 90 % davon völlig nutzlos und unnötig sind. Es geht darum, eine der mächtigsten Kräfte der menschlichen Psyche zu manipulieren: das Begehren, dessen Natur bereits von Aristoteles erkannt und von Freud als unbegrenzt bestätigt wurde. Namhafte Psychologen (z. B. Mary Gomes und Allen Kenner) haben bereits gesagt, dass „dies das größte psychologische Projekt ist, das die menschliche Spezies je hervorgebracht hat“: zu verhindern, dass die Bürger sich als Bürger verstehen und zu einfachen Konsumenten und konsumsüchtigen Verbrauchern werden.

Um sie zu verführen, werden Billionen von Dollar für die Werbung in den Massenmedien und mit allen möglichen Mitteln der Verführung ausgegeben. Dies entspricht dem Sechsfachen der jährlichen Investitionen, die erforderlich sind, um der gesamten Menschheit hochwertige Lebensmittel, Gesundheit, Wasser und Bildung zu garantieren. Eine größere Perversität kann man sich kaum vorstellen. Aber sie ist in der allgemeinen Lebensweise der Menschheit, die daraus hervorgegangen ist, vorherrschend.

Verinnerlichte Ohnmacht und Melancholie führen dazu, dass die Mehrheit der Menschen, und leider auch die jungen Menschen, nicht ermutigt werden, sich sozial und politisch in einer Bewegung oder einem Projekt zur Veränderung zu engagieren. Die Bildung in formalen Institutionen ist entscheidend für die Sozialisierung dieser Lesart der Realität. Vandana Shiva, eine große Wissenschaftlerin und feministische Ökologin aus Indien, nennt dies die „Monokultur der Köpfe“. Diese Monokultur erzeugt bei den Schülern das naive Bewusstsein, dass dies die gute und wünschenswerte Welt ist. Sie erkennen nicht, dass sie vom herrschenden System vereinnahmt und zu dessen Reproduzenten gemacht werden.

Gegen all dies setzte Paulo Freire sein erzieherisches und befreiendes Projekt, das mit der „Pädagogik der Unterdrückten“ und der „Erziehung als Praxis der Freiheit“ begann und mit der „Erziehung mit Liebe und Hoffnung“ endete. Er prägte den Ausdruck „hoffen“: sich nicht zurücklehnen und darauf warten, dass sich die Dinge von selbst ändern, sondern die Bedingungen dafür schaffen, dass die Hoffnung ihre transformativen Ziele erreichen kann.

Wie können wir uns von einem naiven, manipulierten Bewusstsein befreien? Der Prozess der Bewusstseinsbildung reicht nicht aus, denn kritisch zu verstehen, was geschieht, bedeutet nicht, zu ändern, was geschieht. Wir müssen zu einer alternativen Praxis übergehen und dem herrschenden System ein anderes, egalitäres, nicht konsumorientiertes Gesellschaftsparadigma entgegensetzen, das solidarisch ist mit einer Produktionsweise, die auf den Rhythmen der Natur basiert (Agrarökologie und Kreislaufwirtschaft), und einer anderen Art von ökologisch-sozialer Demokratie von unten nach oben, in der die Rechte der Natur und der Mutter Erde anerkannt werden, um das Ganze, die Menschheit und die Natur, im großen gemeinsamen Haus, der Mutter Erde, zu schaffen.

(Die Reflexion, die Suche nach Alternativen, wird im nächsten Artikel folgen)

Übersetzt von Bettina Goldhacker