“Debemos respetar la forma como Dios quiso aproximarse a nosotros”

Uno de los mayores intelectuales del país, el teólogo, filósofo y escritor Leonardo Boff, 84 años, acaba de lanzar su nuevo libro La amorosidad de Dios-Abba y Jesús de Nazaret (Editora Vozes). Autor de más de 100 libros, traducidos a prácticamente todas las lenguas modernas, Boff se vuelve, en su nuevo trabajo, hacia la figura del Jesús histórico, el hombre, y el mensaje original que pasó a propagar en la Palestina del siglo I. Mensaje del cual, como afirma en esta entrevista por email a O DIA, la Iglesia se distanció al aliarse con el poder político de las clases dominantes. Lo cual, en su opinión, empieza a cambiar ahora con el Papa Francisco, que vuelve a  acercar la Iglesia al mensaje original de Jesús. 

(Entrevista Bernardo Costa para O DIA)

¿Cuál es la visión central de este nuevo libro suyo y por qué decidió escribirlo?

Hay una antigua discusión sobre en qué momento el hombre Jesús de Nazaret se dio cuenta de que era el Hijo de Dios. La mayoría de los estudiosos evitan esta pregunta por miedo a psicologizar la conciencia de Jesús. A mí siempre me ha preocupado: si Jesús es realmente un hombre como nosotros, nuestro hermano, ¿cómo surgió lentamente su conciencia de ser Hijo de Dios? La concepción tradicional afirma que ya en el seno de María tenía esa conciencia y se relacionaba con el Padre. Esta visión destruye el concepto de encarnación, que es asumir todo lo que es humano y las distintas etapas de la vida, como el bebé que aún no piensa ni habla, y también las limitaciones, las crisis y las superaciones propias de la condición humana. Lloró la muerte de su amigo Lázaro, acariciaba a los niños y nunca criticó a las mujeres, sino que las defendió como a María Magdalena y a la Samaritana.

El libro se atiene más al Jesús histórico que al Cristo de la fe. ¿Por qué es importante no perder de vista al Jesús histórico?

Debemos respetar la forma en que Dios quiso acercarse a nosotros a través de su Hijo, que se encarnó en la condición humana con sus altibajos. No debemos pasar inmediatamente al Cristo de la fe. Debemos partir siempre de la historia concreta de Jesús, de cómo vivía, cómo pensaba, cómo se relacionaba con las mujeres, con los pobres, con los ricos, con el poder y con las amenazas de muerte. Ser cristiano, fundamentalmente, es seguir al Jesús histórico. Él no vino a fundar una nueva religión. Vino a enseñarnos a vivir como él vivió: con amor incondicional, con compasión hacia los que sufren en este mundo, con indignación contra quienes fingían ser piadosos pero eran falsos y fariseos.  Incluso llegó a usar la violencia con quienes hacían negocios dentro del templo de Jerusalén. Y cultivaba una gran amistad con Lázaro y sus hermanas Marta y María.

¿Qué fue y cómo se dio la experiencia mística que tuvo el hombre Jesús de esa amorosidad de Dios-Abba?

Ante el asombro de sus padres, María y José, Jesús desde pequeño se refería a Dios como ‘Papá’ (Abba). Eso era extraño pues los judíos de aquel tiempo, y los de hoy también, muestran tanta reverencia hacia Dios que casi no pronuncian su nombre. Además, en la Biblia judaica, el Antiguo Testamento, jamás aparece esa expresión Abba aplicada a Dios. Es el nombre que los niños usan afectuosamente para su padre o para su abuelo. Que Jesús use esa palabra, Abba, revela cierta intimidad, cierta amorosidad hacia el Dios de la tradición de Abraham, Isaac y Jacob. Pero cuando tenía cerca de 25-26 años oyó que Juan Bautista estaba bautizando a mucha gente en el río Jordán. El bautismo implicaba sumergirse en las aguas del río. Jesús, por curiosidad, fue a ver lo que pasaba allí. Conversó rápidamente con Juan Bautista y con algunos de sus discípulos. Entró en un grupo para dejarse bautizar. Se sumergió como todos. Ellos salieron y él se quedó parado en medio del río. Fue ahí cuando tuvo un profundo choque existencial, una verdadera sacudida en su interior. Tuvo la experiencia profunda de ser el Hijo del Padre, expresada en estas palabras: ‘Tu eres mi Hijo amado y en ti he puesto toda mi alegría’. Jesús tuvo la experiencia de la radical amorosidad de Dios-Padre, como ‘Papá’ (Abba). Quien experimenta así al Padre se siente su Hijo. Las experiencias radicales, dicen los místicos y también los psicólogos, no se dejan expresar con palabras. Así, los evangelistas usan metáforas: una paloma descendió sobre él o se oyó una voz del cielo. Por eso, Jesús fue al desierto. Allí profundizó esta experiencia  y definió cual sería su misión: ni un profeta que transforma piedras en pan, ni un Sumo Sacerdote que introduce una forma religiosa y ética, ni un rey poderoso sobre tierras y pueblos.  Descubrió que debería ser, como está en el profeta Isaías, el Siervo sufriente, que se identifica con los que sufren en este mundo, que debía curar enfermos, consolar a los afligidos e incluso devolver la vida a quien había muerto, como Lázaro o la hija de Jairo. Y vivenció el amor y la ternura infinita de Dios, presente en la palabra Abba.


¿Qué significados y proporciones podría asumir hoy el mensaje que Jesús comenzó a difundir a partir de esta experiencia?

Jesús experimentó el amor radical de Dios por todos, sin importar su condición moral, ya fuera pecador o piadoso cumplidor de los mandamientos. Jesús se acerca a los pecadores, como se consideraba a los recaudadores de impuestos, entra en casa del rico Zaqueo, se encuentra especialmente con los pobres y los oprimidos: a todos quiere anunciar con sus palabras y su ejemplo este mensaje liberador: no temáis, Dios es un Padre amoroso de misericordia infinita. Nadie puede poner límites a su amor y a su misericordia. Todos, pecadores y santos, están bajo el arco iris de la misericordia de este Papá querido (Abba). En otras palabras, dichas también por el Papa Francisco: no hay condenación eterna, es sólo de este mundo, Dios no puede perder a ningún hijo o hija que haya creado con amor. Si perdiera a alguien, no sería a Dios. Como se dice en el libro de la Sabiduría: “Él creó a todos por amor y a nadie con odio, de lo contrario no lo habría creado. Él es el apasionado amante de la vida”. Este mensaje liberador de Jesús es contrario a toda una tradición que anunciaba el Evangelio con el miedo y la amenaza del infierno. Así se ha hecho durante casi todos los siglos, algo que muchas iglesias pentecostales todavía practican.

De qué forma la Iglesia Católica se distanció de ese mensaje original a lo largo de los años? 

La Iglesia se distanció del mensaje liberador de Jesús desde que se alió con el poder político de los emperadores romanos ya en los siglos II-III, comenzando con Constantino y continuando prácticamente hasta nuestros días. En lugar de ser un movimiento, se convirtió en una institución religiosa. Como cualquier institución, ella define quién está dentro y quién fuera, establece doctrinas y leyes, condena y premia. En este contexto, el método del miedo al infierno se utilizaba con todos aquellos que no se sometían a lo que ella ordenaba. A pesar de eso, debemos reconocer que ella guardó los cuatro evangelios, referencia común para todas las iglesias. Dentro de ellas, muchos asumieron el seguimiento de Jesús, pobre y amigo de los pobres, como San Francisco de Asís, la Hermana Dulce, la Madre Teresa de Calcuta y el actual Papa Francisco de Roma. Vivieron el seguimiento de Jesús sin amoldarse (sin desprecio) al camino religioso tradicional.

Usted es amigo y consejero del Papa Francisco. ¿Cómo evalúa los 10 años de su pontificado?

Durante los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI la Iglesia experimentó un retorno a la gran disciplina. Se reveló como un castillo cerrado e inmune a los avances de la modernidad, penetrada, según ellos, por muchos errores y desviaciones. Hubo mucha vigilancia sobre las doctrinas y condena a muchos teólogos, los más progresistas. La renovación de la Iglesia, iniciada por el Concilio Vaticano II (1962-1965), sufrió un retroceso. Se hablaba el invierno de la Iglesia. Con el Papa Francisco, que viene de la periferia donde vive la mayoría de los católicos se ha producido un gran cambio. Este Papa siempre se entendió a sí mismo como un teólogo de la liberación de corte argentino: liberación del pueblo oprimido y de la cultura silenciada. Inauguró una nueva forma de ser Papa, sin los aparatos y títulos heredados aún del Imperio Romano y del Renacimiento. Abandonó el palacio papal y se fue a vivir a una casa de huéspedes, Santa Marta.

¿En qué medida el pontificado de Francisco se aproxima del mensaje original de Jesús?

El Papa Francisco ha traído una primavera a la Iglesia, con un aire de libertad y apertura a todas las diversidades. Ha dicho que la Iglesia debe ser como un hospital de campaña que acoge a todos sin preguntar por su origen, religión o condición moral. Como él dice con frecuencia, “una Iglesia siempre en salida” hacia los problemas humanos, especialmente los de los más pobres y los de la gran pobre que es la Madre Tierra, a la que debemos cuidar como nuestra Casa Común. En mi opinión, está inaugurando una nueva genealogía de Papas que vienen de la periferia de la Iglesia y del mundo y que revelan un nuevo rostro del mensaje liberador de Jesús. Por eso, este Papa habla constantemente del Jesús histórico y del modo en que vivió, es decir, una existencia para los más vulnerables e invisibles. Jesús se distanciaba de la religión estricta de la época, ponía en el centro el amor y la misericordia. No hay que olvidar que fueron los religiosos quienes le condenaron a muerte en la cruz. Su resurrección, que es más que la reanimación de un cadáver, significa una insurrección contra la justicia perversa de la época. Él anticipó el fin bueno del ser humano, realizando todas sus potencialidades. El Papa Francisco actualiza y nos hace más accesible el mensaje original de Jesús, de su misericordia sin límites, tema fundamental de sus pronunciamientos.

¿En qué momentos de la humanidad se ha puesto en práctica el mensaje original de Jesús? ¿Por los hombres o por las mujeres?
Yo diría que en todas las generaciones ha habido mujeres y hombres cristianos que se  sintieron fascinados por la figura y la práctica del Jesús histórico. Han llegado a decir: ‘humano como Jesús, sólo Dios mismo’. No buscaban el poder, sino el servicio a los más desamparados. La lista sería inmensa. Pero sin duda sobresalen Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, ambos místicos de ojos abiertos y manos trabajadoras. San Francisco de Asís fue quizá quien más se asemejó a Jesús de Nazaret, viviendo entre leprosos y pobres y llamando a todas las criaturas con el dulce nombre de hermanos y hermanas. Y muchas mujeres que también lo seguían y sólo ellas permanecieron al pie de la cruz. De América Latina no podemos dejar de mencionar al obispo y santo, Don Óscar Romero, obispo de El Salvador, que fue asesinado en la misa cuando levantaba el cáliz con la sangre de Cristo que se mezcló con su sangre.

¿Está usted trabajando o dispuesto a trabajar en un nuevo libro? ¿De qué va a tratar?

Vivo dando charlas por todo Brasil y también en el extranjero. Intento imprimir un tono liberador, propio de la teología de la liberación, sobre todo cuando atiendo a grupos de base y movimientos sociales. Además de eso, escribo a menudo, pues ya son más de cien libros. En los últimos años he trabajado intensamente en ecología integral y he colaborado en la formación de una ecoteología de la liberación. Desde 2001 escribo un artículo semanal, que no ha fallado nunca,  y es traducido al español, italiano, alemán y muchos en inglés. Con casi 85 años estoy ya en el atardecer de la vida. Sigo trabajando, en la actualidad sobre la categoría Transparencia, ya que toda nuestra tradición grecolatina se ha estructurado sobre las categorías de Inmanencia y Trascendencia, colocándolas generalmente en oposición. La categoría Transparencia es típicamente cristiana, ya que la Trascendencia penetró en la Inmanencia a través de la Encarnación, haciendo transparentes la realidad humana y divina. La Transparencia es válida para todas las esferas, especialmente para la ética, y de modo particular para la política y para el mundo de los negocios. 

Publicidade

O perdão: a grandeza e a dignidade das vítimas de extrema violência

                                    Leonardo Boff*

Por iniciativa do bispo Dom Vicente Ferreira, pastor da região da tragédia de Brumadino-MG e do professor e psicanalista René Dentz, foi organizado um livro que recolhe  excelentes estudos sobre o perdão:”Horizontes de Perdão” (Editora Ideias & Letras 2020,pp.180). Sua singularidade reside no fato de  terem sido escolhidos exemplos de perdão de  diferentes países com suas culturas e tradições próprias.

Queremos comentar esta obra por sua alta qualidade e por abordar um tema de grande atualidade, também largamente abordada pelo Papa Francisco na sua encíclica social Fratelli tutti (2020).

O livro “Horizontes de Perdão” tem como foco  pensar o perdão a partir do sofrimento concreto e terrível, suportado por vítimas humanas inocentes ou por todo um povo vitimado durante séculos. Aqui reside sua grande força e também o seu poder de convencimento.

Um exemplo, descrito e analisado pelo bispo Dom Vicente Ferreira e de René Dentz, também organizador desta obra, vem do Brasil, das tragédias criminosas do rompimento de duas barragens da mineradora Vale, em Mariana-MG no dia 05 de maio de 2015, matando 19 pessoas e destruindo a bacia do Rio Doce, com 55 milhões de metros cúbicos de rejeitos de minério e Brumadinho-MG, no dia 25 de janeiro de 2019, com a ruptura da barragem da mesma mineradora Vale, vitimando 272 pessoas, soterradas  sob 12,7 milhões de metros cúbicos de lama e detritos.

O livro abre com um minucioso estudo do bispo Dom Vicente Ferreira, pastor, poeta, músico e profeta: “Brumadinho: o perdão a partir das vítimas de crimes socioambientais”. Precede-o uma pertinente  análise de conjuntura global, sob a hegemonia do capital, uma máquina de fazer vítimas no mundo inteiro. A mineradora Vale representa a lógica do capital que prefere o lucro à vida, aceitando o risco de dizimar centenas pessoas e de danificar profundamente a natureza.Mesmo consciente dos danos perpetrados, reluta  em compensar com justiça e equidade as famílias e pessoas afetas.

Dom Vicente procura entender o processo vitimatório da globalização do capital com as categorias do sociólogo português, Boaventura de Souza Santos e a compreensão da violência com a psicanálise de Sigmund Freud que face à nossa capacidade de superar a violência  se mostra, de certa forma, cético e  resignado.

Dom Vicente supera esta resignação com a contribuição da mensagem cristã bem no espírito da Fratelli tutti do Papa Francisco. Esta testemunha o sacrifício da vítima inocente, do Crucificado que rompeu o círculo da vingança e do ressentimento com o perdão a seus algozes. Esta visão foi bem desenvolvida pelo pensador René Girard referido no estudo. Este pensador francês emerge como um dos que melhor estudou a dinâmica da  violência que se origina pelo desejo mimético excludente (alguém quer só para si um objeto excluindo a terceiros), mas que a proposta cristã mostrou que este desejo mimético pode ser transformado em includente (desejamos juntos  e compartilhamos o mesmo objeto) pelo perdão incondicional.

Mas esse perdão coloca a exigência de justiça a ser praticada por aqueles que provocaram o desastre criminoso, no caso os responsáveis da mineradora Vale. Essa luta, o bispo a leva com determinação e ternura, com canto, poesia e oração junto com a comunidade dos sofredores que ele incansavelmente, com uma  generosa equipe, acompanha. Cabe citar novamente o que diz a Fratelli tutti:.”Não se trata de propor um perdão renunciando aos próprios direitos perante um poderoso corrupto… Quem sofre injustiça tem de defender vigorosamente os seus direitos e os da sua família, precisamente porque deve guardar a dignidade que lhes foi dada, uma dignidade que Deus ama”(n.241)

Para entender melhor a dinâmica da violência e do perdão, alguns autores foram seminais: o filósofo francês Paul Ricoeur com seu livro “La mémoire, l’histoire, l’oubli” (Paris, Seuil 2000) e Franz Fanon, “Os condenados da Terra” (Rio de Janeiro, Civilização Brasileira 1968).

A reconciliação e o perdão não terminam em si mesmos. Novamente  a Fratelli tutti  é inspiradora:

Como ensinaram os bispos da África do Sul, a verdadeira reconciliação alcança-se de maneira proativa, «formando uma nova sociedade baseada no serviço aos outros, e não no desejo de dominar; uma sociedade baseada na partilha do que se possui com os outros, e não na luta egoísta de cada um pela maior riqueza possível; uma sociedade na qual o valor de estar juntos como seres humanos é, em última análise, mais importante do que qualquer grupo menor, seja ele a família, a nação, a etnia ou a cultura» (n.213). E os bispos da Coreia do Sul destacaram que uma verdadeira paz «só se pode alcançar quando lutamos pela justiça através do diálogo, buscando a reconciliação e o desenvolvimento mútuo”(n.229)

Releva enfatizar: cada povo e cada grupo encontraram caminhos próprios para chegar ao perdão. Assim, por exemplo, para os afrodescendentes brasileiros é imprescindível para um perdão real que os brancos que os vitimizaram pela escravidão, reconheçam a desumanidade que cometerem, reforcem a identidade africana e os restaurem na sua dignidade ofendida. Bem se disse: “o perdão é mais que uma justa justiça, antes é da ordem da doação- doação aos outros”.

No Congo Brazzaville, país marcado por sangrentas guerras civis, o conceito chave foi “palaver”, recorrente nos países do sul do Saara. “Palaver” implica buscar a verdade pelo diálogo, pela liberdade de todos falarem, independemente de seu lugar social e de gênero, até se elaborar um consenso em função da paz social; todos se perdoam mutuamente, sem penalizar ninguém mas todos se propõem corrigir os erros. O texto mostra como esse pacto pela ganância do poder de grupos e pela vasta corrupção que assola o  país, não conseguiu prevalecer e ter sua sustentabilidade garantida. Mas velu a tentativa.

Na Africa do Sul, o conceito-chave no processo de reconciliação e de perdão, conduzido pelo arcebispo anglicano Desmod Tutu, foi a categoria “Ubuntu”. Ela fundamentalmente expressa essa profunda verdade antropológica: “eu só sou eu através de você”. Todos se sentem interligados. A estratégia era: o vitimador confessa seu crime com toda sinceridade; a vítima escuta atentamente e narra a sua dor; restaura-se a justiça  reparadora e restaurativa, eventualmente aceita-se uma punição curativa, exceto para os crimes mais hediondos de  lesa-humanidade que são encaminhados ao tribunal competente.

Outra contribuição trabalha estudos avançados de mereologia (como as partes se relacionam com outras partes, como elas se situam no todo e como dentro dele se movem). Os dois autores articulam os dados numa certa harmonia, base para o perdão, assim definido por eles: 

A superação do afeto negativo e do julgamento em relação ao ofensor, não negando a nós mesmos o direito a tal afeto e julgamento, mas se esforçar em ver o ofensor com compaixão, benevolência e amor.

O pressuposto antropológico é que por mais criminoso que alguém seja, nunca é só criminoso, jamais deixa de ser humano com muitas outras virtualidades também positivas. Da mesma forma, por mais que a população trazida violentamente de Africa para ser escrava no Brasil, nunca os senhores de escravos conseguiram matar-lhes a liberdade. Eles resistiram e procuraram sempre conservar sua identidade cultural e religiosa. O quilombolismo é disso uma prova ainda hoje visível nas centenas de quilombos existentes, onde se vive uma vida mais comunitária, igualitária, na linha do “Ubuntu”.

 Entretanto, enquanto não se parar de dar um dowload do ressentimento e do espírito de vendetta, nunca se rasgará o caminho para um verdadeiro perdão. Não se trata de esquecimento, mas de não deixar de ser refém de um interminável ciclo de amargura e de mágoa.

Nesse ponto do perdão generoso, o cristianismo mostrou seu capital humanístico. Como o texto de Dom Vicente o mostra e especialmente o da Colôambia que assim o expressa: perdoar o  imperdoável não é só uma amostra como o expírito humano pode revelar a sua transcendência, a sua capacidade de estar para além de qualquer situação por mais desumana que se apresente, mas é acima de tudo o dom da graça divina. Perdoamos porque fomos perdoados por Deus e por Cristo cuja misericórdia não sofre nenhuma limitação.

A justiça é irrenunciável. Mas não é ela que escreve a última página da história humana. Excelentemente respondeu um filósofo Roger Icar a Wiesenthal, aquele que  buscava no mundo todo criminosos nazistas: “O perdão sem justiça revela fraqueza, mas uma justiça sem perdão representa uma força desumana”.

Estes textos revelam a excelência das reflexões sobre o perdão, dos melhores publicados nos últimos tempos. A parte desumana no ser humano, pode pelo perdão e pela reconciliação ser resgatada e transformada. Essa é a grande lição que esta notável obra “Horizontes de Perdão” nos quer transmitir, tão bem organizada pelo bispo-pastor Dom Vicente de Brumadinho e pelo erudito  psicanalista Renê Dentz.

*Leonardo Boff é teólogo e filósofo e a propósito do tema Paixão de Cristo-Paixão do mundo, Vozes 1977; Princípio de compaixão e cuidado,Vozes 2009; Reflexões de um velho teólogo e pensador, Vozes 2018.

O doloroso parto da Mãe Terra: uma biocivilização

    Leonardo Boff

A Cúpula das Mudanças Climáticas convocado pelo presidente Joe Biden, exprime um grito de alarme. Se não detivermos o aquecimento até o limite de 1,5 graus, conheceremos perigoso extermínio da biodiversidade e milhões de migrantes climáticos que, não podendo se adaptar às mudanças e por perderem seus meios de subsistência, sentem-se constrangidos a abandonar suas pátrias queridas e romper  os limites de outros países, causando graves problemas sociopolíticos.

 O CO2 permanece na atmosfera por cerca de 120 anos. Tarde acordamos por sua toxidade sobre os sistemas vivos e sobre o nosso futuro. Nos últimos anos ocorreu algo amedrontador: o degelo rápido do permafrost aquela parte congelada que vai do Canadá e atravessa toda a Sibéria. Acresce ainda o degelo célere das calotas polares e da Groelândia. Este fenômeno agrava o aquecimento global porque o metano é 25 vezes mais nocivos que o CO2. Cada cabeça de bovino, por ruminação e flatulência, emite  por dia entre 80-100 kg de metano lançado na atmosfera. Imagine-se o que significa tal quantidade com todos os rebanhos do mundo. Só no Brasil o número de bovinos  é maior do que a nossa população.

Por mais que fizermos, devido à acumulação de gazes de efeito estufa na atmosfera, não teremos como evitar efeitos extremos. Eles virão: tufões, estiagens prolongadas, verões extremamente quentes e nevascas excessivas, erosão da biodiversidade e perda da fertilidade dos solos e  outros.  O que podemos e devemos é prepararmo-nos para a sua irrupção e destarte minorar os efeitos desastrosos.

Ninguém na Cúpula do Clima teve coragem de apontar as causas primordiais de nosso aquecimento global: o nosso modo de produção capitalista em cujo DNA está o crescimento ilimitado que demanda a extração ilimitada de recursos naturais a ponto de debilitar fortemente a sustentabilidade do planeta. Uma Terra finita não tolera um projeto infinito. Aqui está a causa, entre outras menores, do aquecimento global. Todos sabem que aqui reside a questão originante. Por que ninguém a denuncia? Porque ela é diretamente anti-sistêmica, porque fere o coração do paradigma moderno tecno-científico do desenvolvimento/crescimento ilimitado, com o qual os Estados e as empresas estão comprometidos. Seriam obrigados a mudar o que seria contra sua lógica. Mas não o fazem pois o lucro prevalece sobre a vida. Somente o presidente argentino Alberto Fernández teve a coragem de denunciar:”A poluição é o caminho para o suicídio”. Sua afirmação se afina com a declaração há poucos anos da Academia Norte-americana de Ciências que fez uma declaração mais ou menos nestes termos: Se não cuidarmos, o aquecimento pode dar ‘um salto abrupto’ (expressão empregada) até atingir, em pouco tempo, cerca de 4 graus Celsius; com esse calor, afirma-se, dificilmente as espécies de adaptarão e milhões desaparecerão, inclusive milhões e milhões  de serem humanos.

Praticamente todos lamentam que os “decisions makers” políticos e empresariais mostram grave insuficiência consciente dos riscos que pesam sobre nossa Casa Comum. Não é descartado que algo ocorra semelhante ao que ocorreu com o Covid-19. Não obstante a advertência dos especialistas em vírus de que estaríamos na iminência da intrusão de um grave vírus, muito poucos se preparam para essa eventualidade. Por isso é imprevisível um salto para um novo nível de consciência coletiva que nos permita inaugurarmos uma nova normalidade diferente da anterior perversa para a humanidade e para a natureza. Questionamos: tiramos as lições enviadas pelo contra-ataque da Mãe Terra à humanidade através do Covid-19? A considerar o descuido generalizado parece que permanecemos na ilusão da volta à antiga e iníqua normalidade.

O discurso de nosso Presidente na Cúpula na Casa Branca foi de mera conveniência. Deu clara demonstração ser um lídimo representante da pós-verdade, pois realizou o dito da ancestral sabedoria chinesa: de um político não repare a boca que fala mas as mãos que operam. A boca contradisse totalmente o que as mãos fazem. A boca proferiu promessas, praticamente irrealizável e as mãos, através de seu ministro antiambiental, pratica sistemática devastação das florestas e a desmontagem dos organismos de preservação dos ecossistemas.

Como o “Inominável” é aliado do Covid-19 assim o ministro do Meio Ambiente é aliado dos madeireiros que ilegal e criminosamente comparecem como os principais responsáveis pelos 357,61 km2 de floresta abatida, a pior dos últimos anos. As mãos negam o que a boca diz.

Apesar de todos os pesares, cremos e esperamos que a humanidade vai aprender com o sofrimento e oxalá com amor: ou mudaremos ou nas palavras de Sigmunt Bauman, proferidas uma semana antes de morrer, vamos engrossar o cortejo dos que rumam na direção de sua própria sepultura.

A história humana e natural nunca é linear; conhece rupturas e da saltos para cima. Ela nos está convidando a nos reinventar. Não bastam meras melhorias e colocar esparadrapos sobre as chagas do corpo ferido da Mãe Terra. Somos forçados a um novo começo. Ele, consoante a Carta da Terra e a encíclica do Papa Francisco, cujos destinatários é toda a humanidade,”sobre o cuidado da Casa Comum”(Laudato Si  e a Fratelli tutti):”estamos no mesmo barco: ou nos salvamos todos ou ninguém se salva”(n.35;54;137). A Terra passou por 15 grandes dizimações mas a vida sempre sempre sobreviveu. Não será agora que irá se autodestruir. Entrevemos um aprendizado difícil de toda a humanidade, porque não temos outra alternativa senão essa: ou  viver ou perecer. O próprio Freud, embora cético,, ansiava o triunfo da pulsão de vida sobre a pulsão de morte. A vida é chamada a mais vida e até à vida eterna.

Nessa esperança esperante acabo de publicar um livro,mais otimista que pessimista, mas de um realismo viável, que visa a garantir um horizonte promissor: O doloroso parto da Mãe Terra: uma sociedade de fraternidade sem fronteiras e de amizade social. É uma utopia? sim, mas necessária, para podermos caminhar. Releva lembrar que o utópico pertence ao real, feito não apenas de dados sempre  feitos, mas também por potencialidades ocultas que esperam irromper e ser feitas para permitir um nova pegada no chão da história. Não vale pisar em pegadas feitas por outros. Temos que criar as nossas próprias pegadas. Música nova, ouvidos novos. Crises novas, respostas novas. Ainda temos futuro, fortalecidos por Aquele que se anunciou “ser o apaixonado amante da vida”(Sabedoria 11,26). Ele nos ajudará a fazer uma travessia dolorosa mas verdadeira e feliz. Assim cremos e assim esperamos.

Leonardo Boff,ecoteólgo e filósofo e escreveu: O doloroso parto da Mãe Terra: uma sociedade de fraternidade sem fronteiras e de amizade social, Vozes 2021.

Durante o isolamento social: o que ler e como ler : o livro mais lido depois da Bíblia (II)

                                        Leonardo Boff

Depois da Bíblia sugiro a leitura  do livro A imitação de Cristo e o seguimento de Jesus,  o mais lido na cristandade depois da Bíblia. Dele já se fizeram  mais  duas mil edições. Somente no British Museum existem cerca de mil. O autor é Tomás de Kempis (1308-1471),um mestre de noviços (aqueles que se preparam para entrar numa Ordem ou Congregação religiosa), durante a vida inteira. Resumiu as preleções que dava a estes jovens, no espírito da espiritualidade da época, que era a Devotio Moderna vivida nos claustros mas também entre os leigos. Esta espiritualidade se caracterizava fundamentalmente pela busca séria da vida interior, centrada no encontro e no diálogo com Cristo, focalizando especialmente sua cruz, paixão e morte. Ela separava fortemente Deus e mundo, espírito e matéria, tempo e eternidade, com certa depreciação das realidades terrestres,de suas atrações e de seus prazeres.

Não obstante as limitações do dualismo, Tomás de Kempis, melhor do que qualquer psicanalista, entendeu os labirintos mais escuros da alma humana, as solicitações do desejo, as angústias que ele produz, mas também apontou caminhos de como enfrentá-los, sempre confiados na graça de Deus, na misericórdia de Jesus, no completo despojamento de si mesmo e no desapego das coisas deste mundo.

Mostra ter sempre tem os pés no chão. O tema do despojamento de si mesmo e de todos os apegos do ego ganham relevância especial a ponto de terem atraído a atenção de psicólogos como Sigmund Freud e Carl Gustav Jung, como também do filósofo Martin Heidegger. Aqui se encontra o pressuposto para a perfeita liberdade. No capítulo 5 do livro III faz o elogio do amor de uma forma tão profunda, elegante e entusiasta, que se emparelha com o que São Paulo escreveu sobre o amor na Primeira Carta aos Coríntios (13,1-13). Sempre procura consolar o fiel em seus padecimentos, enfatizando a alegria inaudita da intimidade com Cristo, e por fim a grandeza da recompensa que lhe está preparada na eternidade.

Toda a  Imitação de Cristo vem dividida em quatro partes (livros): Recomendações úteis para a vida interior(I); Conselhos para a vida interior (II); A consolação interior (III); O sacramento do altar (IV). A imitação vem elaborada em pequenos tópicos. Jesus se dirige sempre de forma afetuosa: meu filho, minha filha querida, falando ao profundo da alma. O livro é  tão inspirador que é praxe antiga de muitos cristãos de abrir-se aleatoriamente o livro e ler um dos tópicos. Coisa surpreendente: em geral é uma palavra iluminadora do problema que a pessoa está vivendo ou sofrendo.Por isso que é sempre lido e relido,à semelhança de um I-Ching, no sentido de buscar luz para o caminho.

No esforço de superar o dualismo, próprio da época e devido à importância da Imitação para a espiritualidade de todos os tempos, dediquei-me em fazer uma nova tradução a partir do original latino de 1441, com uma particularidade: tomando como referência a teologia oficial especialmente consignada pelo Concílio Ecumênico do Vaticano II (1962-1965) e também dos documentos maiores da Conferência Latino-americana de Bispos (CELAM) como de Medellin (1968), de Puebla(1979) e de Aparecida (2007) que articula o céu com a terra, a espiritualidade com a vida cotidiana, tentei superar este dualismo. Mantendo a intenção original, coloquei um “e” onde Tomás de Kempis coloca um “ou”. Assim: amar os bens celestes sem no entando desprezar os terrestres.

Por fim ousei acrescentar um quinto livro sobre o Seguimento de Jesus,mais adequado ao cristianismo comprometido com a vida, a justiça e a dignidade do humilhados e ofendidos. Se na Imitação de Cristo se sublinha especialmente a divindade de Cristo,seu mistério e sua proximidade pelo amor e a misericódia, no Seguimento se acentua a prática do Jesus histórico, sem no entanto negar sua dimensão divina, sua sensibilidade para  com os sofredores e sua atitude profética contra a piedade farisaica da época, insensível ao grito do oprimido  e  contra a arrogância dos poderosos. Seu propósito não foi criar uma nova religião com fiéis piedosos mas inaugurar o homem e a mulher novos, comprometidos com a ética do amor incondicional, da fraternidade sem fronteiras e de uma abertura confiante ao Pai de ternura e de misericórdia. Vazei meu texto com a visão que nos vem das ciências da vida,da Terra e do universo, a nova cosmologia, conferindo contemporaneidade à nossa experiência de Deus (cf. edição da Vozes 2016). È a Devotio Moderna  do século XXI.

Vale a pena ler e meditar a Imitação de Cristo e o Seguimento de Jesus pois pode nos manter no cuidado da vida de todos os humanos e da própria natureza.Termino com uma frase que parece dirigida à  nossa situação e que abri aleatoriamente. Lá estava: “Procura o  tempo adequado para cuidar de ti mesmo…é preferível ficar em casa do que estar na rua sem o devido cuidado”(livro I cap.20).

Leonardo Boff, teólogo e tradutor do latim medieval da Imitação de Cristo e autor do acréscimo, o V.livro: O seguimento de Jesus, Vozes 2015.