La confrontación bolsonarista de “el Bien contra el Mal”: un error filosófico, un antagonismo falso y una propuesta absurda

El enfrentamiento que el PL y el presidente a él afiliado proponen como estrategia política de campaña electoral, es un indiscutible error filosófico. Es maniqueísmo que imagina falsamente que hay un principio dualista: por un lado solamente el mal y por el otro solamente el bien en continuo enfrentamiento. Ellos, los fanatizados, se presentan como los portadores del bien. Los otros, del mal.

Reflexionemos: Toda realidad humana personal y social carga, mezcladas y juntas, con las dimensiones de bien y las dimensiones de mal. Esa es la condición concreta de la realidad histórica: la convivencia, junta y mezclada, de ambas dimensiones. Cada uno da primacía a una de estas dimensiones, al bien o al mal, aunque no consiga, como una sombra, liberarse de ella, pero puede mantenerla bajo vigilancia. Aquí surge el carácter ético de la opción y de sus prácticas, ya sea de la dimensión del bien o la del mal. 

Cuando un grupo fanatizado y su líder optan por el odio, por el espíritu de venganza, por la mentira, por la violencia, por la magnificación de la dictadura y de la tortura, usa fake news, estos decididamente no pueden reivindicar “nosotros somos hombres del bien”. Ellos optaron por el mal, admitamos, sin conseguir sofocar el bien que es inherente a nuestra naturaleza personal y social. Esto es sin lugar a dudas lo que está ocurriendo con el actual presidente y sus seguidores, ciegos de odio y llenos de rabia. Quieren el mal para sus adversarios pensando hacer bien al país. En realidad,invierten la realidad cometiendo un error filosófico. 

Los fanáticos bolsonaristas y su líder, con características de conducta desviada por su completa falta de empatía, por la brutalización de sus comunicaciones y la pérdida de la dignidad inherente al cargo que ocupa, proponen un falso antagonismo. ¿Cuál es el verdadero antagonismo: es entre la defensa de la vida, a partir de los más vulnerables o la completa falta de cuidado de ella, especialmente en este momento de la pandemia del Covid-19? ¿Es la transparencia en la cosa pública o un presupuesto secreto, sin criterios técnicos y falto de toda equidad en la distribución de los miles de millones de reales? ¿Es la búsqueda del equilibrio y de la paz social o el empeño en agudizar conflictos, destruir la reputación de autoridades y de políticos con falsas acusaciones y dossiers manipulados? ¿Es defender el pacto social codificado en la Constitución y en las leyes o atacarlo sistemáticamente incumpliendo toda y cualquier norma? ¿Es amenazar con una ruptura institucional, rompiendo el equilibrio de los tres poderes y difamando especialmente a uno de ellos, el STF? ¿Es armar al pueblo con todo tipo de armas (las armas son para matar, ya sea agrediendo o defendiendo) en vez de enseñar a amar, propiciar el diálogo, la conciliación y el gana-gana? Y podríamos aducir más datos del antagonismo, como la malévola destrucción del proceso educativo, el desmantelamiento de la cultura y la incentivación de la discriminación y el odio contra negros, indígenas, mujeres y personas de otra opción sexual en vez de propiciar la convivencia pacífica y la acogida de las diferencias? Pues el grupo fanatizado de los bolsonaristas y de su líder promueven y exaltan este falso y odioso antagonismo.

En toda política existe oposición pero no se puede transformar en una contraposición, transformando al adversario en enemigo. Y lo hacen cotidianamente.

Finalmente, nos encontramos ante con una propuesta absurda, desprovista de todo sentido humano. Ninguna sociedad históricamente conocida prosperó y se consolidó sobre la exclusión, el odio, la persecución, la injusticia, la mentira y la afirmación de la muerte. Formular tal propuesta repugna a la inteligencia que se rige por la búsqueda de la verdad y enfrenta la conciencia de los valores éticos y morales. Mediante la violencia y la represión ella puede ser impuesta durante cierto tempo pero no tiene salud interior para poder afirmarse.

Esta propuesta absurda del enfrentamiento entre el bien y el mal como lema electoral del PL y del presidente, buscando con tal estrategia la reelección, está destinada al más rotundo fracaso. En el fondo esta propuesta es suicida. Como decía un conocido escritor brasilero citando a Shakespeare: ellos toman el veneno pensando que el otro va a morir envenenado. Ellos se están envenenando.

Esta elección de 2022 tiene un claro carácter plebiscitario: o bien optamos por la vida de la naturaleza y por la vida de las grandes mayorías humilladas, ofendidas, con hambre y desempleadas o bien optamos por el poder que castiga, marginaliza cobardemente, destruye la democracia y el Estado democrático de derecho, destroza la naturaleza, desvía los bienes públicos y prolonga la dependencia para imponer un autoritarismo fascistoide, obtuso, anti-vida, anti-cultura y anti-pueblo y dependiente siempre de un poder mayor y extranjero. Después, esta segunda opción transformará nuestro país en paria, en el cual las grandes mayorías vivirán en exclusión, en la marginación y en la pobreza si no en miseria humillante.

Debemos reconstruir lo que fue destruido y aprovechar la ocasión para llevar a cabo el sueño de nuestros mejores de concluir la refundación de Brasil, expresión de una civilización biocentrada en los trópicos. Por su magnitud y abundancia de bienes de vida podrá ser la fuente de agua dulce para saciar la sed de millones de personas y la mesa para las hambres del mundo entero.

*Leonardo Boff ha escrito Brasil: concluir la refundación o prolongar la dependencia, Vozes 2018.

Traducción de Mª José Gavito Milano

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L’affrontement bolsonariste du « Bien » contre le « Mal » : erreur philosophique et faux antagonisme

Au Brésil, les fanatisés bolsonaristes se présentent en porteurs du bien. Si toute réalité humaine porte, mélangées ensemble, les dimensions de bien et de mal, lorsqu’un groupe fanatique et son chef optent pour la haine, l’esprit de vengeance, le mensonge, la violence, la magnification de la dictature et la torture à l’aide de fake news, ils ne peuvent pas prétendre « nous sommes des hommes bons ».

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La confrontation que le PL (Parti Libéral) et le président qui lui est affilié proposent comme stratégie politique de la campagne électorale représente une erreur philosophique irrémissible. C’est le manichéisme qui imagine à tort qu’il existe un principe dualiste, d’un côté uniquement le mal et de l’autre uniquement le bien et qui s’affrontent toujours. Eux, les fanatisés, se présentent comme les porteurs du bien. Les autres sont mauvais.

Réfléchissons : Toute réalité humaine, personnelle et sociale porte, mélangées et ensemble, les dimensions du bien et les dimensions du mal. C’est la condition concrète de la réalité historique : la coexistence, ensemble et mêlée, des deux dimensions. Chacun donne le primat à l’une de ces dimensions, bonne ou mauvaise, bien que je ne puisse pas, comme une ombre, m’en dégager, mais je peux toujours la garder sous surveillance. Ici se pose le caractère éthique de l’option et de ses pratiques, qu’elles soient en bien ou en mal.

Lorsqu’un groupe fanatique et son chef optent pour la haine, l’esprit de vengeance, le mensonge, la violence, la magnification de la dictature et la torture à l’aide de fake news, ils ne peuvent pas prétendre “nous sommes des hommes bons”. Ils ont choisi le mal, nous l’admettons, sans pouvoir étouffer le bien inhérent à notre nature personnelle et sociale. Car c’est ce qui arrive, sans équivoque, à l’actuel président et à ses partisans, rouges de haine et en proie à la rage. Ils veulent du mal à leurs adversaires pensant faire du bien au pays. En fait, ils inversent la réalité en commettant une erreur philosophique.

Les fanatiques bolsonaristes et leur chef, aux caractéristiques déviantes dues à leur absence totale d’empathie, à la brutalisation de leurs communications et à la perte de la dignité inhérente à la position qu’ils occupent, proposent un faux antagonisme. Quel est le véritable antagonisme : est-il entre la défense de la vie, de la part des plus vulnérables ou l’absence totale de prise en charge de celle-ci, surtout en ce moment avec la pandémie de Covid-19 ? Est-ce la transparence des affaires publiques ou un budget secret, sans critères techniques et dépourvu de toute équité dans la répartition des milliards de réais ?

Est-ce la recherche de l’équilibre et de la paix sociale ou l’effort d’intensifier les conflits, de détruire la réputation des autorités et des politiciens avec de fausses accusations, des dossiers falsifiés ? Il s’agit soit de défendre le pacte social codifié dans la Constitution et les lois, soit de l’attaquer systématiquement et de ne respecter aucune règle. Menace-t-elle d’une rupture institutionnelle, rompant l’équilibre des trois pouvoirs et diffamant l’un d’entre eux en particulier, la STF (la Cour Suprême du Brésil) ? Est-ce armer le peuple de toutes sortes d’armes (les armes sont pour tuer, attaquer ou se défendre) au lieu de lui apprendre à aimer, favoriser le dialogue, la conciliation et le gagnant-gagnant ?

Et nous pourrions ajouter plus de données sur l’antagonisme, telles que la destruction malveillante du processus éducatif, le démantèlement de la culture et l’encouragement de la discrimination et de la haine contre les Noirs, les peuples autochtones, les femmes et les personnes d’une autre option sexuelle au lieu de promouvoir la coexistence pacifique et acceptation des différences ? Parce que le groupe fanatique des bolsonaristes et leur chef promeuvent cet antagonisme faux et haineux. L’opposition existe dans toute politique, mais elle ne peut devenir un contre-pouvoir si elle est considérée comme un ennemi, c’est ce qu’ils font quotidiennement.

Enfin, il s’agit d’une proposition absurde, dénuée de tout sens humain et humaniste. Aucune société historiquement connue n’a prospéré et s’est consolidée sur l’exclusion, la haine, la persécution, l’injustice, le mensonge et l’affirmation de la mort. Formuler une telle proposition répugne à l’intelligence gouvernée par la recherche de la vérité et heurte la conscience des valeurs éthiques et morales. Elle peut être imposée par la violence et la répression pendant un certain temps, mais elle n’a pas la raison intérieure de pouvoir s’établir.

Cette proposition absurde de l’affrontement entre le bien et le mal comme devise électorale par son Parti Libéral et le président, à la recherche d’une telle stratégie pour sa réélection, est vouée à un franc échec. En substance, cette proposition est suicidaire. Comme un écrivain brésilien bien connu citait Shakespeare : ils prennent le poison en pensant que l’autre va mourir empoisonné. Ils s’empoisonnent.

Cette élection de 2022 a un caractère clairement plébiscitaire : soit on choisit la vie de la nature et la vie des majorités humiliées, offensées, affamées et sans emploi, soit on choisit le pouvoir qui punit, marginalise lâchement, détruit la démocratie et l’État de droit démocratique, s’attaque à la nature, aliène les biens publics et prolonge la dépendance pour imposer un autoritarisme fasciste, obtus, anti-vie, anti-culture et anti-peuple et toujours dépendant d’un pouvoir supérieur et extérieur. Suivre cette voie transformera notre pays en un paria, dans lequel la grande majorité vivra dans l’exclusion, la marginalisation et la pauvreté, sinon dans une misère dégradante.

Il faut reconstruire ce qui a été détruit et profiter de l’occasion pour, en fait, réaliser notre grand rêve d’achever la refondation du Brésil, expression d’une civilisation basée sur le « biocentrisme » sous les tropiques (qui s’oppose au chauvinisme humain). En raison de son ampleur et de l’abondance des biens de la vie, il pourrait être la source d’eau douce pour étancher la soif de millions de personnes et dresser la table pour les faims du monde entier.

Fonte MEDIAPART Paris 28/7/2022

Leonardo Boff a écrit Brasil : conclure la refondation ou prolonger la dépendance, Vozes 2018.

O confronto  bolsonarista “o Bem contra o Mal”: um erro filosófico,um antagonismo falso e uma proposta absurda.

                                                      Leonardo Boff

O confronto que o  PL e o presidente a ele filiado  propõem como estratégia política de campanha eleitoral, representa um irremissível erro filosófico. É maniqueísmo que falsamente imagina haver um princípio dualista, de um lado somente o mal  e do outro somente o bem e sempre se confrontando. Eles, os fanatizados, se apresentam como os portadores  do bem. Os outros, do mal.

Reflitamos: Toda realidade humana pessoal e social carregam, misturadas e juntas, as dimensões de bem e as dimensões de mal. Essa é a condição concreta da realidade histórica: a convivência, junta e misturada, de ambas as dimensões. Cada  um dá primazia a uma destas dimensões, ou o bem ou o mal,embora não consiga,como uma sombra, se libertar totalmente dela,mas posso mantê-la sob vigilância. Aqui surge o caráter ético da opção e de suas práticas, seja da dimensão do bem  seja daquela  do mal.

Quando um grupo fanatizado e seu líder optam pelo ódio, pelo espírito de vingança, pela mentira,pela violência, pela magnificação da ditadura e da tortura  usa do fake news, estes decididamente não podem reivindicar “nós somos homens do bem”. Eles optaram pelo mal, admitemos, sem conseguir sufocar o bem  que é inerente à nossa natureza pessoal e social. Pois é isso que,inequivocamente, está ocorrendo com o atual presidente e seus seguidores, rubros de ódio e engolfados de raiva. Querem o mal para seus adversários pensando fazer o bem ao país. Na verdade,invertem a realidade cometendo um erro filosófico.

Os fanáticos bolsonaristas e seu líder,com características desviantes por sua falta completa de empatia,pela brutalização de suas comunicações e pela perda da dignidade inerente ao cargo que ocupa, propõe um falso antagonismo. Qual é o verdadeiro antagonismo: é entre a defesa da vida, a partir daqueles mais vulneráveis ou a completa falta de cuidado dela, especialmente neste momento sob a pandemia do Covid-19? É a transparência na coisa pública ou um orçamento secreto, sem critérios técnicos e faltos de toda equidade na distribuições dos bilhões de reais? É a busca do equilíbrio e da paz social ou o empenho de acirrar conflitos, destruir a reputação de autoridades e de políticos com falsas acusações, dossiês forjados? É defender o pacto social codificado na Constituição e nas leis ou atacá-lo sistematicamente e desrespeitar toda e qualquer norma. É ameaçar com uma ruptura institucional, rompendo o equilíbrio dos três  poderes e difamando especialmente um deles,  o STF? É armar o povo com todo tipo de armas (armas são para matar,seja agredindo seja se defendendo) ao invés de ensinar a amar, propiciar o diálogo, a conciliação e o ganha-ganha? E poderíamos aduzir mais dados do antagonismo como a malévola destruição do processo educativo, a desmontagem da cultura e o incentivo à discriminação e o ódio contra negros, indígenas,mulheres e de pessoas de outra opção sexual ao invés de propiciar a convivência pacífica e a acolhida das diferenças? Pois  o grupo fanatizado dos bolsonaristas e de seu líder promovem  exaltam este falso e odioso antagonismo. Existe em toda política oposição mas não  pode se transformar numa contraposição, a transformação do adversário em inimigo.E o fazem cotidianamente.

Por fim temos a ver com uma proposta absurda, destituída de qualquer sentido humano e humanístico. Nenhuma sociedade historicamente conhecida prosperou e se consolidou sobre a exclusão, o ódio, a perseguição, a injustiça, a mentira e a afirmação da morte. Formular tal proposta repugna à inteligência que se rege pela busca da verdade e afronta a consciência dos valores éticos e morais. Ela pode pela violência e repressão ser imposta por certo tempo mas não possui sanidade interior de poder se firmar.

Esta proposta absurda  do confronto entre o bem  e o mal  como mote eleitoral pelo PL e pelo o presidente,buscando por tal estratégia busca a reeleição, está fadada ao franco fracasso. No fundo esta proposta é suicidária. Como dizia um conhecido escritor brasileiro citando Shakespeare: eles tomam o veneno pensando que o outro vá morrer envenenado. Eles estão se envenenando.

Esta eleição de 2022 possui um claro caráter plebiscitário: ou optamos pela vida da natureza e pela vida das grandes maiorias humilhadas,ofendidas, famintas e desempregadas  ou optamos pelo poder que castiga, covardemente marginaliza, destrói a democracia e o Estado democrático de direito, depreda a natureza, aliena os bens públicos e prolonga a dependência para impor um autoritarismo fascistoide, obtuso, anti-vida, anti-cultura e anti-povo e sempre dependente de um poder maior e exterior. A seguir esse rumo transformará o nosso país em pária, no qual as grandes maiorias viverão na exclusão, na marginalização e na pobreza senão na aviltante miséria.

Cumpre reconstruir o que foi destruído e aproveitar a ocasião para, de fato, realizar o sonho de nossos melhores de concluir a refundação do Brasil, expressão de uma civilização biocentrada nos trópicos. Por sua magnitude e abundância de bens de vida poderá ser a fonte de água doce para saciar as sedes de milhões e a mesa posta para as fomes do mundo inteiro.

Leonardo Boff escreveu Brasil: concluir a refundação ou prolongar a dependência, Vozes 2018.

Riscaldamento globale e escalation degli armamenti mettono a rischio la vita sulla Terra

23/07/202

Seguitemi in questo pensiero: qualcuno sa dire dove stiamo andando? Né il Dalai Lama, né Papa Francesco, né alcuna autorità potranno dirlo. Nel frattempo abbiamo tre seri avvertimenti: uno di Papa Francesco nella sua ultima enciclica ‘Fratelli tutti’ (2020): “Siamo sulla stessa barca: o ci salviamo tutti o non si salva nessuno” (n.32). Un’altra, anche con la massima autorevolezza, la Carta della Terra del 2003: “L’umanità deve scegliere il suo futuro; la scelta è questa: o formare un’alleanza globale per prendersi cura della Terra e degli altri o rischiare la nostra distruzione e la diversità della vita” (Preambolo). Il terzo è arrivato dal segretario generale dell’ONU, António Guterres a metà luglio di quest’anno 2022 in una conferenza a Berlino sui cambiamenti climatici: “Non abbiamo scelta. Azione
collettiva o suicidio collettivo. È nelle nostre mani”. La maggior parte non si sente nella stessa barca, né coltiva la cura e nemmeno elabora azioni collettive.

Consideriamo alcuni fenomeni: il Brasile è permeato da un’ondata di odio, di menzogne ​​e di violenze contro una vasta gamma di persone, vilmente disprezzati e diffamati, un’ondata incoraggiata dal Presidente che elogia la tortura, le dittature e viola costantemente la Costituzione. Senza alcuna prova mette in dubbio la sicurezza del voto elettorale. Convoca tutti gli ambasciatori per parlare male delle nostre istituzioni giuridiche e fa capire che se non verrà rieletto, effettuerà un colpo di stato. Commette un crimine di lesa-patria, motivo per impugnare la sua candidatura. Né ci riferiamo alla fame e alla disoccupazione di milioni che imperversano nel paese.

La situazione ecologica mondiale non è meno preoccupante: in piena estate europea il clima ha raggiunto i 40 gradi o più. Ci sono incendi praticamente in tutti i paesi del mondo. Questi sono eventi estremi aggravati dal riscaldamento globale.
Nel nostro paese abbiamo assistito quest’anno a: grandi inondazioni nel sud di Bahia, nel nord di Minas, del Rio Tocantins e del Rio delle Amazzoni e tragiche frane a Petrópolis e Angra dos Reis, con numerose vittime e una prolungata siccità nel sud.

Ci sono 17 focolai di guerra nel mondo, il più visibile di tutti in Ucraina attaccata dalla Russia con un alto potere distruttivo. Gravissima è stata la decisione dei paesi occidentali, inglobati nella Nato che ha gli Usa come attore principale, quando hanno stabilito “un nuovo impegno strategico” per passare da un patto difensivo a un patto offensivo. Dichiara ipsis litteris la Russia come il nemico attuale, e più avanti la Cina. Non si tratta di un concorrente o un avversario, ma di un nemico che, dal punto di vista del giurista hitleriano Carl Schmitt, deve essere combattuto e distrutto, con ogni mezzo, compresi quelli militari e, al limite, quelli nucleari. Come ha evidenziato il riconosciuto economista Jeffrey Sachs, rafforzato da Noam Chomsky: se ciò accadesse, sarebbe la fine della specie. Questo significherebbe la grande tragedia.

Forse la minaccia più eminente viene dal suddetto riscaldamento globale accelerato. Con lo sforzo congiunto di tutti i paesi si dovrebbe limitare il riscaldamento a 1,5 gradi Celsius entro il 2030. Ora constatiamo che si è accelerato con il massiccio afflusso di metano dovuto allo scongelamento delle calotte polari e del parmafrost. Si è anticipato rispetto a quanto previsto per il 2027.
L’ultimo rapporto in tre volumi dell’IPCC pubblicato pochi mesi fa avvertiva che poteva arrivare molto prima. C’è il rischio, notato in precedenza dall’Accademia Nord-Americana delle Scienze, di un “salto brusco” che può innalzare il clima di 2,7 gradi Celsius o più. La conclusione a cui è giunto l’IPCC è “che gli impatti nel mondo costituiscono una minaccia per l’umanità”. La maggior parte degli organismi viventi non può adattarsi e finisce per scomparire. Allo stesso modo, moltitudini di esseri umani possono soffrire terribilmente e anche morire prima del tempo. Un evento del genere può verificarsi entro i prossimi 3-4 anni. Non sembra che analisti e pianificatori tengano conto di questa eventualità.

Quindi è chiaro che alcuni scienziati del clima siano tecnofatalisti e scettici. Affermano che con i miliardi di tonnellate di CO2 e altri gas serra già accumulati nell’atmosfera (rimangono circa 100 anni) non siamo in grado d’impedire il riscaldamento globale. Siamo arrivati ​​troppo tardi. Gli eventi estremi fatalmente arriveranno, sempre più frequenti e dannosi, devastando parti dei biomi terrestri e delle coste marine. Poiché disponiamo di scienza e tecnologia, possiamo solo mitigare gli effetti dannosi, ma non evitarli. Ecco una crisi del nostro tipo di civiltà.

A questo quadro drammatico si aggiunge il Sovraccarico della Terra: consumiamo più di quello che può offrirci, poiché abbiamo bisogno di più di una Terra e mezza (1,7) per soddisfare le esigenze del consumo umano, soprattutto quello sontuoso delle classi opulente.
Di fronte a questo scenario innegabilmente drammatico, cosa pensare? Forse è arrivata la nostra ora di essere esclusi dalla faccia della Terra? Data la voracità del processo produttivista globalizzato che non conosce moderazione, ogni anno stanno scomparendo circa 100 mila specie di organismi viventi. Qui si adattano le parole dell’eminente naturalista francese Théodore Monod, da noi citato alcune volte: “siamo capaci di una condotta insensata e demenziale; d’ora in poi si può temere tutto, tutto, compreso l’annientamento del genere umano: sarebbe il giusto prezzo della nostra follia e della nostra crudeltà”. Questa opinione è condivisa da altre personalità importanti come Toynbee, Lovelock, Rees, Jacquard, Chomsky tra gli altri.

Non possiamo verificare come sarà il nostro futuro. Ma esso non potrà essere un’estensione del presente. La natura della logica capitalista non cambierà, altrimenti sarebbe obbligato a rinunciare di essere ciò che è e vuole: accumulare illimitatamente senza curarsi delle esternalità.
Come ha mostrato Hans Jonas nel suo libro The Responsibility Principle, il fattore paura e spavento può essere decisivo. Rendendosi conto che può scomparire, l’essere umano farà di tutto per sopravvivere, come le vecchie navi che, rischiando di affondare, gettavano fuori bordo tutto il loro carico. Ci sarebbero cambiamenti radicali soprattutto nei consumi frugali e solidali.
Esiste anche il principio dell’imponderabile e dell’imprevisto della meccanica quantistica. L’evoluzione non è lineare. Nei momenti di grande complessità e di grande caos, puoi fare un salto verso un nuovo ordine e raggiungere un altro equilibrio. Nel nostro caso non è impossibile. Ma sarà sicuramente fatto anche con il sacrificio di vite umane. Questo è il nostro dramma.Infine, c’è la speranza teologica, l’eredità giudaico-cristiana, che va intesa anche
come un’emergenza del processo evolutivo e non come qualcosa di esogeno. Essa afferma il principio della vita e del Dio vivo e donatore della vita che ha creato tutto per amore. Essa sarà in grado di creare le condizioni affinché gli esseri umani si convertano a un altro corso del loro destino e possano così salvarsi. Ma “chi lo sa”?
Sta a noi ‘o esperençar’ di Paulo Freire, cioè creare le condizioni per un’utopia praticabile, la speranza che l’insperato accadrà e che la vita sempre avrà un futuro ed è destinata a cambiare per continuare e continuare splendente.

Leonardo Boff há scritto Forse la Terra si salverà, Terra Santa,Roma 2022.

Traduzione di Gianni Alioti

Fonte: FarodiRoma 24/7/2022.